• El margen de interés es flojo.
  • Probablemente, entre los grandes bancos, el Sabadell sea el banco más afectado por el riesgo inmobiliario.
  • La gestión de Oliu está encajonada entre el Brexit británico y el separatismo catalán.
  • Al igual que Caixabank, el Sabadell se ha quedado huérfano.
Hoy, que Banc Sabadell y Caixabank publican en el mismo día -2 de febrero- el cierre de sus cuentas referidas a 2017, no estaría mal decretarlo como el día del "emigrante financiero", por la situación de ubicación geográfica que viven las dos principales entidades catalanas. Perdonen esta mala broma sobre algo tan serio, pero es que con el monotema del procés, tenemos que empezar a sobreponernos, y ya que los políticos independentistas continúan, probablemente menos convencidos, en su bucle destructivo, arrasando el tejido económico y social de la autonomía, conviene recuperar el pulso de la actividad y trabajar en positivo para no caer en la melancolía. La posición de Banc Sabadell es la más complicada de las dos grandes entidades financieras catalanas. La entidad que preside Josep Oliu se encuentra en el centro de dos avisperos políticos, añadidos a un final de crisis económica, que le están afectando de una forma seria. El primero, el Brexit inglés con una apuesta bancaria, con la compra del TSB, justo antes de su inicio. El segundo, el nuestro: la mencionada situación en Cataluña. La cuenta de resultados es tozuda y lo refleja. El margen de interés desciende un 0,9% respecto a 2016; sin el  TSB, lo hace un 0,6%. Los dos negativos, si miramos la evolución trimestral. Son los dos últimos trimestres del año los que registran caídas en los márgenes, casualmente en los que los dos conflictos se mostraron más virulentos. El margen bruto crece un 4,9% hasta los 5.737,3 millones de euros (M€) debido a dividendos y comisiones extraordinarios registrados por el negocio de seguros y pensiones, así como al crecimiento en las comisiones por gestión de activos. La evolución del capítulo de gastos queda prácticamente neutro, pues la contención en los gastos de personal ha compensado el incremento ligero de los gastos generales. Banc Sabadell quizá ha sido una de las entidades más expuestas al riesgo inmobiliario: cifras como 7.393M€ con una corrección de valor de 3.998M€; 6.843M€ de créditos financiados y reestructurados, de los que el 56,4% está clasificado como dudoso y, en total, ha requerido 2.425M€ de provisiones; 15.318M€ de total de créditos problemáticos, dan para pensar ya que en el ejercicio ha aumentado sus deterioros totales por activos en 769,1M€. La cobertura total de activos problemáticos se eleva con ello al 49,8% y presenta una ratio de morosidad del 5,14% frente al 6,14% de 2016. Por cierto, una ratio que Oliu califica de excesivamente alta. Lo normal, según el presidente, es que esté entre el 2% y el 3%. Estos deterioros han sido parcialmente compensados por las plusvalías de 426,6M€ obtenidas por la venta de activos como Sabadell United Bank, Mediterráneo Vida y HI Partners Holdco. Si me he permitido relatar la cuenta de resultados sin dar al principio el beneficio neto, ha sido por recalcar la situación real de la entidad ya que, al final, con abrir la hucha y realizar cuatro extraordinarios se puede maquillar una situación, digamos, 'complicada', y llegar a los 801,5M€ con los que se ha cerrado el ejercicio, que representa un 12,8% más que en 2016. La exposición del Sabadell es seria. Su situación no es la de Caixabank que, por tamaño, implantación geográfica en España y tipo de negocio, parece que se encuentra en una situación más propicia para resistir esta crisis institucional en Cataluña. Caixabank posee una cartera de inversiones industriales importante, su red en el resto de España, como consecuencia de las absorciones, es importante, no tiene el riesgo añadido de una participada importante en el Reino Unido. Y en Cataluña, la competencia de captación de recursos que están haciendo entidades financieras como la Caixa D'Enginyers, alineadas de forma clara con la causa independentista y que por su regulación como cooperativa de crédito no tienen la necesidad de permanecer en zona euro, está castigando de forma más clara al Sabadell que a Caixabank. Como reflexión en voz baja: lo de Bankia (fusión con), a lo mejor podría ser interesante, aunque no en el corto plazo, según Oliu, porque Bankia está en un proceso de privatización progresiva y no conocemos sus planes de futuro. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com