RWE se ha acatarrado en el primer trimestre, pues el beneficio neto ajustado ha caído casi a la mitad por el impacto de las tormentas invernales en Texas y del menor viento en Europa. Y es que ha pasado de los 614 millones de euros de hace un año a 340 millones.

La segunda productora de electricidad de Alemania, tras E.On, y la tercera compañía de energía renovable más grande de Europa ha sufrido por los efectos meteorológicos, constatándose que el rendimiento de los activos solares y eólicos está demasiado vinculado al clima. Por su parte, el Ebitda ajustado ha caído a 883 millones, frente a los 1.324 millones de hace un año pero superior a los 824 millones que esperaba el consenso de analistas. Así, ha confirmado su previsión para 2021 y que quiere abonar un dividendo de 0,90 euros por acción este año.

Los ingresos externos (excluyendo el impuesto al gas natural y el impuesto sobre la electricidad) se han situado en 4.707 millones, siendo superiores a los de hace un año (3.803 millones). Por su parte, el flujo de caja libre ha pasado a terreno positivo, hasta los 881 millones, respecto a los -1.753 millones del primer trimestre de 2020. Y la deuda neta ha pasado de 4.432 millones a 2.821 millones.