RWE, la mayor eléctrica alemana, ha relucido en el primer semestre, meses antes de cerrar la venta de Innogy (su negocio de renovables) a E.On. Y es que a diferencia de esta última, ha ganado cinco veces más y ha reducido su deuda, situándola en 4.700 millones de euros, frente a los 8.079 millones que tenía entre enero y junio.

En concreto, RWE ha logrado un beneficio neto de 830 millones frente a los 162 millones de hace un año, y al excluir la aportación de Innogy, sería de 914 millones. Espera completar la transacción con E.On en septiembre, que le permitirá expandirse más aún y convertirse en el segundo mayor operador de parques eólicos marinos. “La integración ha sido preparada todo lo que podíamos bajo las leyes de competencia. ¡Estamos listos!”, ha señalado el consejero delegado de RWE, Rolf Martin Schmitz.

La compañía prevé obtener un beneficio de entre 500 y 800 millones, y un Ebitda de entre 1.400 y 1.700 millones, así como subir el dividendo

La mayor eléctrica alemana ha alcanzado un Ebitda de 1.372 millones (+20%) gracias a la buena e inesperada rentabilidad de la división Suministro y Comercio, que ha ascendido a 434 millones, siendo 333 millones superior a la de hace un año. Mientras, el segmento de Lignito y Nuclear ha tenido un Ebitda de 172 millones, algo mayor pese a la caída de la generación eléctrica al compensarla con precios más altos. Y por último, el segmento de Energía Europea ha reducido su Ebitda desde 196 millones a 99 debido a la interrupción de las centrales de carbón por revisiones y condiciones desfavorables de dicho mercado, que han compensado parcialmente con el aumento de la demanda de las centrales de gas.

Por su parte, la facturación de RWE ha ascendido a 6.965 millones (+4%). Y con todas estas cifras ha mejorado sus previsiones para este año, confirmando su cumplimiento. En concreto, estima lograr: un beneficio de entre 500 y 800 millones, un Ebitda de entre 1.400 y 1.700 millones, y aumentar el dividendo a 0,8 euros por acción.