• El Santander vende su participación en la cadena NH, pero Echenique se queda como presidente.
  • En Metrovacesa ocurrió lo mismo, tras la capitalización de la deuda de la inmobiliaria.
  • La única presidencia que abandonó fue la de Vocento: la prensa es un negocio muy especial.

El vicepresidente de Santander, Rodrigo Echenique (en la imagen), ha sido ratificado este jueves como presidente de NH Hoteles por el consejo de administración del grupo, a pesar de la salida de la entidad financiera del accionariado. Ya saben, el miércoles cerró la venta de su participación del 8,56% por 153 millones de euros. Está claro que Echenique tiene el visto bueno de la presidenta del Santander, Ana Botín. De lo contrario, hubiera dejado la presidencia en la cadena, a la que llegó en 2012. Y a su vez, sorprende también que NH lo haya ratificado en sus cargos de consejero y presidente, que él mismo había puesto a disposición del consejo. La sorpresa aumenta si tenemos en cuenta que Echenique no es un hombre cualquiera dentro de un banco global como el Santander, en el que no se ocupa precisamente de pocas cosas: además de vicepresidente ejecutivo y responsable de riesgo, es sobre todo la mano derecha de Ana Botín. Echenique pilotó la sucesión de urgencia tras el repentino fallecimiento de Emilio Botín, es albacea de la familia y está por encima del Ceo, José Antonio Álvarez, después de la última remodelación del banco. Por eso mismo, se daba por hecho que dejara sus cargos extra en Metrovacesa, NH o Vocento. Esta última presidencia, la única, sí la dejó, a mediados de febrero. Le sustituyó Santiago Bergareche. La prensa, al fin y al cabo, es un negocio muy especial y más complicado que el hotelero o el inmobiliario. Con NH se repite la historia de Metrovacesa. Su presidencia estaba prevista tras hacerse el Santander con la mayoría, pero también que se lo hubiera repensado tras la reorganización de responsabilidades en el banco global. No fue así y fue nombrado presidente de la inmobiliaria tras la junta de abril del Santander. El banco que preside Ana Botín tomó el control de Metrovacesa en diciembre (55,89%), salvando a la inmobiliaria de la liquidación, y acordó después con BBVA (18,31%) y Sabadell (13,04%) recapitalizar la deuda de 753 millones de la inmobiliaria. Rodrigo Echenique sigue al frente. Esa operación en la inmobiliaria, que no dejó contento a Abel Matutes, convierte a Metrovacesa en la primera de las grandes que sale del pozo en el que les dejó la crisis del ladrillo. El Santander es principal accionista también de Reyal Urbis, cuya solución para salir de su impasse está en el aire, y podría correr mejor suerte que Martinsa-Fadesa (en liquidación). Rafael Esparza