Telefónica cae un 2% en la apertura de la sesión bursátil tras publicar este martes una pérdida en el tercer trimestre de -267 millones frente a los 1.348 millones registrados entre julio y septiembre del año pasado.

Esta noticia ha llevado al título en bolsa a tomar una volatilidad que no pasa desapercibida. La acción cae un 2%, de 6,933 euros a 6,793 euros, y rebota un 1% para volver a caer a los mismos niveles de 6,793 euros por acción. Aunque el título se había recuperado de la fuerte caída de hace 2 meses, no deja de ir a menos desde 2011, y tampoco parece que se vaya a recuperar. La frase “telefónica como valor seguro” ya permanece olvidada. En cualquier caso, al cierre de la sesión, los títulos de la compañía registraban un retroceso menor, del -0,97%.

La tele-operadora factura este trimestre un 1,7% más, 11.902 millones de euros. Sin embargo, los gastos operativos se han incrementado un 24% más debido a los gastos de personal que pasan de 1.401 millones a 3.521 millones, por lo que, facturando lo mismo no empieza con buen pie. Solo en España, los gastos de personal se dispararon un 116,5% al pasar de 1.473 millones en 2018 a 3.189 millones en septiembre de este año, por el ajuste de plantilla.

Tampoco empieza con buen pie en la enajenación de activos por valor de 459 millones frente a 65 millones de 2018, que puede venir bien para un momento puntual, pero no para el futuro cercano si este efectivo no se invierte.

Haciendo un inciso en el estado de flujos de efectivo vemos que los grandes incrementos del flujo de caja operativo, en lo que va de año, vienen por las partidas de “cobros por desinversiones en empresas” de 1.762 millones frente a 29 millones hace un año, y por “cobros procedentes de inversiones” de 1.462 millones frente a 597 millones el año pasado. No decimos que sea malo, pero que no nos vendan que aumenta el flujo de caja un 40% sin dejar claro que no es por actividades de explotación o, dicho de otra forma, el negocio habitual de la tele-operadora.

 José María Álvarez-Pallete está intentando hacer caso a los analistas que le impelen a reducir deuda. En total, la reducción ha sido de 2.781 millones durante los nueve meses del presente ejercicio

Asimismo, la cuenta de resultados arroja grietas en el resultado financiero, el cual duplica las cifras de hace 12 meses: pasamos de 209 millones en septiembre de 2018, a 540 millones al cierre de este tercer trimestre. Y es que Telefónica está muy endeudada, tanto es así, que su deuda neta es de 38.293 millones. Si bien es cierto que ha disminuido con respecto al año anterior, esto se debe parcialmente a que han vendido parte de su negocio. En concreto, 9 centros de datos en Iberoamérica por valor de 849 millones, de los 1.170 millones totales de 2019. También ha ayudado la emisión y sustitución de instrumentos de capital de 500 millones este periodo para totalizar 686 millones en el año.

En cualquier caso, José María Álvarez-Pallete está intentando hacer caso a los analistas que le impelen a reducir deuda. En total, la reducción ha sido de 2.781 millones durante los nueve meses del presente ejercicio.

Por otro lado, de los factores que incrementan la deuda, además de la retribución al accionista y compromisos de origen laboral, destacamos los 376 millones de este trimestre, de los 1.101 millones acumulados en lo que va de año, que se han dejado en Brasil por riesgo legal.

Hablemos de los cuatro países más importantes donde opera Telefónica: en España, los ingresos hasta septiembre aumentaron un 0,5% y el Oibda se desplomó un 38,9% por los precitados ajustes de personal. En Alemania, la facturación subió un 1,4% y el resultado de explotación se disparó un 25,6%. Reino Unido marcha bien: los ingresos aumentaron un 4,8% y el Oibda, un 18,7%. Brasil, sin embargo, presentó una peor evolución, con una rebaja de los ingresos del 0,5% y una bajada del Oibda del 6,3%. Por cierto, los ingresos de Vídeo aumentaron un 6,9%, hasta los 575 millones de euros, durante el tercer trimestre, pero desconocemos si obtubo beneficios o no.

En resumen, lo más importante, los ingresos, siguen creciendo, pero el mercado sigue mirando con desconfianza a las telecos porque nadie sabe cuál será el futuro del sector y, sobre todo, el canal futuro de transmisión de datos.