Cara y cruz en los resultados trimestrales de Sacyr, presentados este martes. La cara, el negocio puro y duro de la compañía, que registró una cifra de negocio de 985,3 millones de euros, un 1,3% superior a la de marzo de 2019, y un Ebitda de 165,6 millones de euros, un 15,8% más que el de un año antes.

La cruz, el apartado financiero y muy concretamente, la participación del 7,8% que la compañía mantiene en Repsol. Eso ha sido lo que ha llevado a Sacyr a reducir el beneficio bruto un 63,6%, hasta los 24,5 millones de euros. Tranquilos, porque, según la compañía, el riesgo ya está conjurado e, incluso, podría convertirse en impacto positivo si la cotización de la energética supera los 8,5 euros por título. Este martes, la acción de Repsol baja un 0,5% y vale 8,4 euros.

Al final, no obstante, y a pesar del impacto de 25 millones de euros de Repsol y de la provisión de 30 millones por el coronavirus, el beneficio neto sólo fue un 16,3% inferior al de marzo de 2019, eso sí, gracias, principalmente, a un crédito fiscal de 9,5 millones de euros.

Sea como fuere, la compañía que preside Manuel Manrique afronta el presente y el futuro con cierta tranquilidad, a pesar de la incertidumbre, incluso en su negocio de concesiones, uno de los más castigados por el confinamiento de la población. Y es que, en el caso de Sacyr, este negocio no está ligado al tráfico sino a la disponibilidad. Cobras menos cuando el tráfico es muy elevado, pero no se resiente si, como ahora, el tráfico se reduce a mínimos históricos. En otras palabras, es un negocio con unos ingresos muy estables que, incluso, aumentaron un 13% durante el primer trimestre, hasta los 246 millones de euros. El Ebitda de concesiones creció un 8% y alcanzó los 81 millones.

Ingeniería e Infraestructuras, por su parte, mantuvo la facturación de 2019 (563 millones de euros frente a 566 millones de un año antes), pero logró aumentar el Ebitda un 35%, hasta los 66 millones.

La evolución de Servicios también fue positiva, con unos ingresos de 284 millones de euros (+7%) y un Ebitda de 25 millones (+5%).

En cuanto a la deuda, aumentó en 123 millones desde diciembre de 2019 y se situó en 4.438 millones de euros, de los que 893 millones son con cargo al accionista, una cifra perfectamente asumible por el grupo.

En resumen: el negocio de Sacyr avanza bien, pero las cuentas se han visto lastradas (una vez más) por la participación en Repsol. Tal vez lo mejor sea venderla, aunque sea con minusvalías.