• El beneficio cae un 14% en el primer trimestre, 201 millones, por la digestión tecnológica para integrar TSB.
  • Pero también el negocio típico, un 1,2%, por la negativa evolución de la libra.
  • La morosidad le da un respiro, al contrario que la eficiencia para adecuar la red de oficinas.
  • Pero el desafío, con difícil pronóstico, sigue en suelo británico por la negociaciones con la UE.
Cuando me he sentado esta mañana de viernes delante de la pantalla de mi ordenador para escribir esta reseña sobre los resultados del primer trimestre de Banc Sabadell, he reparado en la sensación anímica que me producen las sociedades sobre las que escribo, y cómo van evolucionando a medida que se van sucediendo las diferentes situaciones económicas por las que van pasando. Lo digo porque en este momento, la entidad presidida por Josep Oliu me produce una sensación gris. Tengo la impresión de que las fusiones que asumió, como la CAM, que podría costarle aún unos 200 millones de euros (M€), la reciente adquisición del banco inglés Lloyds TSB, que de momento le ha obligado a invertir 650M€ para su integración tecnológica, y algunas cosas más con las que no quisiera cansarles, me da la impresión que le están confiriendo un aspecto gris, bastante lejos de otras etapas ya pasadas donde presentaba un aspecto dorado. De momento, con los datos enviados a la CNMV, parece acercarse más al primer color. El resultado neto atribuido (ex TSB) se ha situado en los 203,9M€, que representa un incremento del 7,1% respecto a marzo de 2016. Nada comparable con el último trimestre del pasado ejercicio que, por las provisiones extraordinarias de las cláusulas suelo, naufragó con tan solo 59,7M€. El resultado neto, teniendo en cuenta TSB, ha sido de 216,1M€ un 14,3% menos que en 2016 debido al impacto de los costes tecnológicos para la integración del banco británico. El margen de intereses registra, de momento, el crecimiento más bajo de las entidades que ya han publicado: 962,4M€, un 1,2% menos que en 2016 debido a la evolución negativa del tipo de cambio de la libra esterlina. Y es que el impacto del Brexit va a ser muy difícil de calcular, en especial si las negociaciones con la CEE se envenenan después de las elecciones anticipadas que la premier ha convocado. Sin tener en cuenta TSB, el margen crece un 1% interanual. Las comisiones netas ( 6,8%) y los resultados de las operaciones financieras ( 14,6%) han propiciado que el margen bruto haya alcanzado los 1.600M€ que representa, en términos porcentuales, un 2,1% más que en 2016. Los costes de explotación crecen en un 3,5% por los gastos generales, ya que los gastos de personal disminuyen en un 5%, probablemente por la política de "adecuación de la red de oficinas" que prevé el próximo cierre de 191 sucursales para concentrar la atención en las más importantes. Los sindicatos temen una reducción de entre 700 y 800 trabajadores en los próximos años, a pesar que alguna página salmón de hoy informe que la plantilla ha crecido en 348 empleados. ¿Puede ser por la incorporación del TSB? Por mi experiencia personal, creo que, de momento, la entidad no está logrando una eficacia en estas concentraciones como la que está logrando Caixabank. Más bien lo contrario, ya que el desorden en las oficinas se hace patente para los clientes. La evolución de la morosidad continúa siendo bastante satisfactoria con reducción de 216M€ en los riesgos dudosos, que sitúa el ratio de morosidad en 5,86%, gracias a la buena salud de la cartera del TSB. Sin el banco inglés, el ratio sube al 7,45%. De todas formas, en los dos casos, éste se ha reducido en un 2% durante el último ejercicio. El aspecto gris se ha de trasladar también a la fidelidad accionarial ya que, en los últimos tiempos, han sido varios los ilustres fieles que han vendido su participación en la entidad. Hablamos de Kutxabank (0,5%), de Banco Comercial Portugués (1%), de Isak Andic (presidente de Mango) (1,7%) y, ya había vendido con anterioridad, de Jaime Gillinsky, el magnate colombiano (2,9%). Gran parte de ellos quedaron atrapados en los históricos descensos de la cotización del banco que, desde los 8,74€ del 2005, ha pasado a los 1,77€ en este último mes. Otros, como la familia Lara (Editorial Planeta) quedaron atrapados, quizás por 'lealtad' al proyecto, y ahora se encuentran con pérdidas que rondan los 723M€. Esperemos que el tono gris de hoy no se torne en negro con los desafíos que aún le quedan a la entidad en los próximos meses. Desafíos de varios tipos: finalizar la integración del TSB, resolver las incertidumbres del Brexit y de la cuestión separatista, recuperar la eficiencia perdida y, sobre todo, volver al color azul corporativo. Mientras, disfrutemos del torneo de tenis que desde hace unos años patrocinan, el Conde de Godó, en Barcelona. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com