• Supera con creces las previsiones al ganar un 59% más en el primer trimestre, hasta 689 millones.
  • Ojo, la subida del petróleo mejora las cuentas en 482 millones.
  • Exploración y producción aporta 207 millones al beneficio, nada que ver con los 17 millones de 2016.
  • El área de refino y distribución, sin embargo, desciende un 11%, hasta 500 millones.
  • Y la deuda neta aumenta, pero a ritmo razonable, hasta los 8.345 millones.

El titular en el caso de la cuenta de resultados trimestralesde Repsol resulta sencillo: incrementa su beneficio neto un 59% superando con creces las previsiones de los más optimistas, que esperaban una caída del 7,5% del resultado por operaciones continuadas ajustado. El dato final, un resultado neto de 689 millones, y un incremento del beneficio neto ajustado del 10,1% -630 millones-, son buenas noticias si no fuera por el hecho de que estos datos reflejan una larga agonía del sector petrolero, que en poco o nada beneficia al planeta. Sólo esperamos que, como no sucedió con la Edad de Piedra, la Edad del Petróleo no se alargue hasta su agotamiento, por el bien de todos. Comentado sea, en cualquier caso, con la sana intención de criticar. La mejora del beneficio proviene de la implantación de una serie de planes para impulsar y flexibilizar la actividad en el marco de bajos precios del crudo -como sucede en el sector financiero, por los tipos de interés en mínimos-, algo complejo de gestionar, sobre todo en un entorno de geopolítica energética cuanto menos interesante. No obstante, el aumento del precio del petróleo en 2016 ha tirado de la cuenta de resultados en un entorno de producción moderada. El barril de Brent ha pasado de 33,9 a 53,7 dólares, incremento que sin duda ha mejorado la cuenta de resultados en 482 millones, según las propias estimaciones de Repsol. El dato juega también con la "débil" del dólar, en un entorno de depresión respecto al resto de potencias económicas. En este escenario debe tomarse en consideración el importante volumen de reservas que mantienen los países. En definitiva, estos datos denotan la importante elasticidad de la actividad del grupo al comportamiento de la materia prima. Por ramas de actividad, la que más aporta es Upstream (exploración y producción de crudo y gas), que aporta un beneficio de 207 millones, cantidad muy relevante comparada con los 17 millones de hace un año. Repsol ha tirado de producción (693.400 barriles diarios), gracias a la aportación de Brasil -especialmente el yacimiento de Lapa-, Libia y Reino Unido. Además, y para pena de muchos, el mayor hallazgo de hidrocarburos de las últimas décadas en Estados Unidos, en la zona de North Slope de Alaska, supone una aportación a la actividad de la entidad en el futuro, con una estimación de más de 1.200 millones de barriles. La actividad de Downstream experimenta una caída del 11,2%. La actividad de Refino, Química, Marketing, Lubricantes, Trading, GLP y Gas & Power generó una importante cantidad de flujos de caja, con un resultado final de 500 millones, que debe compararse con los 556 millones del mismo periodo del ejercicio anterior. No obstante, en estos datos se denota el efecto de la participación en Gas Natural, reducida del 30% al 20%, y la caída de sus beneficios en un 9%, hasta los 300 millones aproximadamente -dato aún por confirmar-, por los menores resultados en la comercialización de la electricidad. En definitiva, sus dos principales áreas de negocio mantienen una saludable situación, que ha llevado a un incremento del Ebitda de más del 80%, fijándose en un importe de 1.844 millones de euros. Estos datos evidencian un efecto en el patrimonio del grupo, con un incremento de la deuda neta de más de 201 millones de euros, hasta los 8.345 millones de euros, lo que ha derivado en una ratio de deuda neta/ Ebitda ajustado del 1,21%. Todo razonable. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com