• El upstream gana 35 millones de euros frente a las pérdidas de 633 millones de 2015.
  • El downstream muestra signos de agotamiento y reduce su beneficio un 19,7%.
  • ¿Cuál es el peligro? Desatender las inversiones.
  • De momento, las inversiones netas hasta septiembre se sitúan en -607 millones de euros, frente a los 10.700 millones de 2015.
Contento ha de estar Josu Jon Imaz con los resultados hasta septiembre de Repsol. Contento por los números, ya que los 1.120 millones de euros (M€) que refleja el resultado neto acumulado significa un 34,61% más que en septiembre de 2015. Ahora bien, no lo tendría que estar tanto después de ver la composición de la cuenta de resultados. Los ingresos de explotación de la compañía se han visto reducidos en 5.522 M€, en términos porcentuales, un 17,1% respecto al mismo periodo de 2015. Sólo las reducciones de 5.207 M€ en aprovisionamientos y de 437 M€ en amortizaciones, han permitido que el resultado de explotación haya logrado un incremento de 920 M€. Los resultados financieros han sido peores que en 2015 con 530 M€ menos, debido a los malos resultados de la variación del valor razonable de instrumentos financieros. Por líneas de negocio, el upstream ha obtenido un resultado positivo de 35 M€ frente a los 633 M€ negativos de 2015, debido principalmente a importantes reducciones en los gastos de explotación, gracias a una mayor eficacia en los sondeos. Todo ello a pesar del impacto de los bajos precios del crudo y del gas que, no obstante, han repuntado en los últimos meses y han contribuido de una manera decisiva en la cuenta de resultados. El downstream ha alcanzado un resultado de 1.329 M€, un 19% menos que en 2015, principalmente explicado por la reducción de márgenes registrada en lo que llevamos de ejercicio. Los resultados de Corporación y otros han presentado unas pérdidas de 140 M€ cuando en el 2015 fue de 377 M€ positivos. La principal motivación es la incorporación de los costes de Talisman Energy y los peores resultados de Gas Natural Fenosa. Hay una cifra, para mí opinión, clave en las cuentas de Repsol, que parece no ha llamado en exceso la atención y que puede marcar de una forma clara la política actual de la compañía. Hablamos de la inversión neta que, en lo que llevamos de ejercicio, se sitúa en la cifra de -607 M€ frente a los 10.700 M€ del 2015. En la misma línea se sitúa el cumplimiento del plan de reducción de plantilla, que en 2016 ha alcanzado ya los 370 trabajadores. Pues al final parece que las desinversiones, junto a la subida del precio del crudo, han sido las que han salvado la cuenta de resultados de Repsol. Como ejemplos, la principal, la venta del 10% de Gas Natural al fondo GIP, que ha aportado 235 M€ de plusvalía al grupo, la desinversión en Gas Canalizado, 294 M€, la venta de la participación en Parques Eólicos del Reino Unido, 100 M€ y el negocio de GLP en Perú y Ecuador, que ha aportado 129 M€. Con esta liquidez, que se ha cifrado en un aumento de unos 939 M€ netos, y el descenso de la deuda financiera en 1.331 M€ -en porcentual, 7,6%-, la situación financiera de la sociedad parece fortalecida y suficiente para cubrir los pagos por intereses y dividendos, sobre todo si continua con la política de reducción de inversiones. Al igual que otras sociedades con volúmenes importantes de negocios e inversiones en países antes emergentes y con economías inmersas en serios conflictos político financieros, como Venezuela, Bolivia, Argentina o Brasil, los próximos meses van a ser muy importantes para sus cuentas de resultados. En este sentido, Repsol ha elaborado una nota preocupante sobre los riesgos sistémicos en estos países, que pueden representar importantes quebrantos en caso que se resuelvan de forma contraria a sus intereses. Otra cosa será la evolución de los tipos de cambio de sus monedas, sobre todo si no han alcanzado aún sus topes de devaluación respecto al dólar norteamericano o el Euro. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com