Y casi con la maleta en el coche para iniciar las vacaciones, Liberbank, la entidad financiera dirigida por Manuel Menéndez, presenta sus cuentas cerradas a junio, y lo hace después del culebrón vivido por las negociaciones frustradas con Unicaja para una “presunta” fusión, y posteriormente los supuestos intereses de Abanca por la entidad asturiana. Por cierto, la fusión con Unicaja no llegó a buen puerto porque la entidad andaluza cedió del 70-30 al 60-40 en la ecuación de canje, pero ahí se plantó. Y Menéndez no quiso seguir negociando.

Estamos hablando de una entidad con verdaderos problemas como ahora veremos y que, según algunos expertos, los posibles compradores necesitarían afrontar una ampliación de capital de al menos 2.000 millones de euros (M€).

Mirando las cuentas de los últimos periodos, no hace falta ser un lince para ver que Liberbank tiene un serio problema para generar beneficios recurrentes y que la situación actual de tipos de interés bajos lo puede perpetuar. Y solo faltaba la Fed y su bajada de los tipos un 0,25% en EEUU -miércoles 31- para dar una sensación de que los tipos bajos van a estar con nosotros un tiempo más.

Por lo que se refiere a los resultados presentados este jueves, nada que no hayamos visto en anteriores trimestres: un margen de intereses que se mantiene (230M€, un 4,1% más que en 2018) por el impulso del primer trimestre del ejercicio, ya que en el segundo el resultado ha sido el mismo de 2018.

A partir de aquí la presentación de resultados de la entidad se convierte en un monólogo de información solo del segundo trimestre, como si obviara el mal resultado acumulado ya que los resultados de las sociedades participadas son un 4,1% menores que en 2018, las comisiones, 3M€ menos (-2,6%), el resultado financiero, -14M€ (-44,5%) y otros productos de explotación, -26M€. El margen bruto de 339M€ es un 6,5% inferior al del 2018, a pesar de la contención del 5,9% conseguida en los gastos de administración, por la reducción de 264 empleados y el cierre de 114 oficinas. El margen de explotación es de 144M€, 16M€ menos que en junio de 2018.

Por fin el resultado neto, que después de los márgenes ya vistos casi parece de una importancia secundaria si no fuese porque es el dato para la remuneración de los inversores, es de 73M€, 11M€ menos que en 2018 (-14%).

La inversión crediticia ha crecido un 7,6% situándose a finales de junio en 23.525M€ de los que 1.011M€ son créditos dudosos -2,6% interanual, todo ello después de algunas ventas de carteras de impagados a terceros que han conseguido aliviar el ratio de morosidad que en junio de 2018 era del 6,8% situándolo en el 4,1% actual y un ratio de cobertura del 50%.

Los recursos de clientes también han crecido 1.454M€ respecto a junio de 2018 y se sitúan en una cifra de 30.971M€. El ratio de ‘Loan to deposit’ es del 95,2% y el LCR -nivel de liquidez a corto plazo- es del 249% con unos activos líquidos de 6.200M€, un 20% de los recursos de clientes.

En cuanto a la solvencia, el CET1 se sitúa a fin del trimestre en el 14,3% cuando en junio de 2018 estaba en el 13,4%

A la vista de estos datos resultan evidentes las debilidades que presenta la entidad asturiana, que efectivamente ya las viene presentando desde hace algún tiempo, pero que se han visto en un segundo plano con las negociaciones de fusión. Ahora bien, dentro de la entidad parece que haya intereses encontrados, y mientras que la familia Masaveu incrementan en un 0,24% su participación en la entidad, parece que el fondo Oceanwood sea más partidario de una venta que evitaría una dilución de su participación en una operación de fusión.

De momento, tampoco el acercamiento de Abanca ha resultado propicio como consecuencia del “poco interés demostrado por Liberbank” y también porque Escotet pretendió entrar por la puerta de atrás para fozar el precio a la baja.

Pero hoy mismo Menéndez a preguntas de los periodistas, ha manifestado que la entidad continúa abierta a cualquier proceso de consolidación siempre que se genere valor para el accionista. Algo que parece aún se mueve dentro de Liberbank. Eso sí, una fusión no tiene por qué ser una solución.