Al señor Abril Martorell le pintan bastos y con una estructura de negocios donde la rentabilidad no es una de las virtudes de Indra en los últimos tiempos. Solo le faltaba el impacto del Covid-19 para acabar de poner en evidencia las debilidades que trimestre tras trimestre nos viene demostrando la compañía.

La evidencia de esta tendencia son los resultados obtenidos en este primer trimestre del año, con unos ingresos ordinarios de 735,1 millones de euros (M€), tan solo un 0,1% inferiores a los obtenidos en el mismo periodo de 2019. Con un 14,3% más de otros ingresos (20,1M€) ha obtenido un resultado neto de 6,3M€, 12M€ menos que en 2019, que en términos porcentuales están representando un -65,6. Todo esto sin elecciones en ninguno de los dos periodos, que normalmente suelen ser el bálsamo reparador para Indra.

Las ventas por negocios en el trimestre son de 245M€ para el negocio de Transportes y Defensa (T&D) (264M€ en 2019) y 490M€ para Minsait (división de servicios). El margen de contribución ha sido de 84M€ frente a los 109M€ de 2019. Indra reconoce que la afectación por Covid-19 es, de momento, muy limitada por los pocos días que recogen estas cuentas, y se debe principalmente al retraso que se está registrando en el proyecto Eurofighter, incluido dentro del negocio de T&D. A pesar de la situación actual, de momento anuncia que la cartera de pedidos crece en 515M€ respecto al mismo trimestre de 2019, lo que significa un 12%.

Los aprovisionamientos y otros gastos de explotación, 234M€, crecen también un 0,26%, pero son los gastos de personal, eterno problema de la compañía, los que crecen 37,8M€, un 8,7% más que en 2019, y lo hacen debido a los continuos crecimientos de la plantilla que en este trimestre lo hace en 128 empleados más. Respecto a 2019 son 515 trabajadores más y que elevan la cifra a 49.998 empleados totales, y que incluyen 8M€ por gastos de reestructuración de plantilla. Hace ya algún tiempo que hice referencia a que los proyectos de Minsait requerían un alto consumo en recursos humanos. Este trimestre ha sido este epígrafe el que ha sido el responsable de los malos números.

Con estos datos, el Ebitda de 50,7M€ pierde respecto al del primer trimestre de 2019, un 27,7%, y después de amortizaciones, el resultado de explotación de 19,2M€ es un 50,3% inferior al de 2019.

Me permitirán que, a estas alturas de la cuenta de resultados, ponga en seria duda la explicación de que el mal resultado sea debido solo a la quincena del Covid-19 que se contempla en este report. El Sr. Abril Martorell creo que será consciente de que no consiste en crecer, crecer y crecer, tener una cartera de pedidos de 4.800M€ y proyectos tan importantes como Eurofighter. Sr. Martorell, si su compañía consigue muchos pedidos poco rentables está haciendo un mal negocio. Las elecciones sí son buenos negocios y rentables, pero no las hay todos los años, o sí, al ritmo que llevamos con un gobierno en precario. Lo peor es que la competencia post Covid-19 va a ser muy dura.

A lo que íbamos: el resultado financiero (-9,4M€) mejora en un 8% el de 2019, pero la deuda continúa creciendo y se sitúa en 633,4M€, un 40,9% más que en 2019 y el flujo de caja sigue siendo negativo (-69,9M€), algo lejos de los -106,9M€ de 2019.

A propósito del Covid-19, Indra ha intentado la presentación de un ERTE y una reducción salarial para mitigar el impacto económico de la pandemia, pero el 3 de abril “decidió” la retirada de estas dos medidas, manteniendo solo las reducciones para la alta dirección y el Consejo de Administración. ¿O se lo han obligado a retirar?