• El beneficio en 2017 fue de 2.804 millones (3,7%) pero 1.397 millones por el efecto impositivos en EEUU.
  • La consolidación de Neoenegia es, de momento, cosmética: eleva el margen (3,3%) pero baja el Ebitda (-7,8%).
  • La deuda crece en 5.244 millones (2.817 millones de la brasileña) aunque con un menor coste financiero (-4,4%).
  • El mercado castiga el valor: cae un 4% (el Ibex, un 1%), que deja la acción en su cota más baja en doce meses.

Puede parecer el relato de un cuento financiero. Iberdrola, que este miércoles ha presentado los resultados en 2017 y perspectivas para 2018-2022, ha sido objeto estos días de una serie conjeturas sobre su previsión de aumentar el dividendo. Pero esa hipótesis se apoyaba en los resultados a septiembre, nada alentadores, por cierto, y ahora conocemos los de todo el año. Se había especulado incluso con dos ampliaciones de capital, de 1.032 y 1.168 millones de euros para tal fin, ya confirmadas por acuerdo de Junta, junto con la amortización de acciones en autocartera para evitar dilución de participaciones. Esta mañana, sin embargo, hemos tenido ya más certezas. La primera, que el resultado anual, 2.804 millones ( 3,7%), ha sido sensiblemente inferior al obtenido en septiembre, un 18,4% más. Al comentario de entonces sobre la caída de márgenes por la climatología, los resultados de cambio negativos y el incremento de los extraordinarios, hay que añadir ahora, en el cuarto trimestre, el impacto -en prácticamente todos los epígrafes de la cuenta de resultados- de la consolidación por integración de la filial brasileña Neoenergia, con el control del 52,45% del capital del gigante del mercado brasileño e hispanoamericano. Ese impacto se nota en las principales magnitudes. El margen bruto, de 13.363,8 millones, ha crecido un 3,3% (428,4 millones) en relación con 2016, pero se ha de tener en cuenta que la consolidación de esa filial ha aportado 561,9 millones al margen, y en sentido contrario, la influencia de los tipos de cambio ha sido de -186,4 millones. Por líneas de negocio, Redes y Renovables crecen en su margen un 10,2 y un 6,7% respectivamente, mientras el de Distribución cae un 8,6%. El gasto operativo aumenta en 704,6 millones ( 20,3%), de los que 259,3 millones corresponden a la consolidación de Neoenergia, y el resto, a los costes provocados por las tormentas en EEUU, y los costes de los "planes de eficiencia", un eufemismo de los costes de reestructuración. El efecto en el Ebitda es una pérdida del 7,8% frente a 2016, y después de amortizaciones, el resultado neto se deja 1.974,3 millones (-53,1%) en comparación con el año anterior. El resto de la cuenta de resultados hasta llegar al BAI, de 1.772,8 millones (-53,1%), está marcado por una serie de puntos. Por un lado, la reducción del gasto financiero (-4,4%), por los menores costes de financiación en la deuda bruta, que crece en 5.244 millones (2.817 millones de Neoenergia). Por otro, los resultados negativos de 281,7 millones en sociedades, por el método de participación por la salida de Neoenergia, y los pobres resultados de Gamesa (-47 millones) y el crecimiento en 230,4 millones en activos no corrientes, por los 250 millones procedentes de la fusión de Gamesa con Siemens Wind, que han inyectado 198 millones como dividendo extraordinario. En los 2.804,0 millones del beneficio neto, hay que tener en cuenta los 1.397,1 millones del efecto impositivo de la reforma fiscal Trump, que han permitido a Iberdrola recuperar 2.026 millones en la partida de impuestos. Evidentemente estos resultados han hecho que la acción de Iberdrola, que ya en los últimos días estaba demostrando una clara tendencia bajista, a media jornada de cotización esté a 5,93 euros (-3,5%), la más baja en los últimos doce meses. Esta cotización ha propiciado que los inversores especialistas en operativas bajistas hayan aprovechado la ocasión, como es el caso de fondo BlackRrock, que en los últimos días ha adquirido un 2% adicional del capital, con lo que se sitúa en el tercer lugar de sus accionistas con un 5% de la compañía. A pesar de los buenos augurios recogidos en su folleto de perspectivas hasta el 2022, todo puede dar un vuelco con los cambios regulatorios anunciados por el ministro Álvaro Nadal. Esa iniciativa podría reducir los ingresos a los distribuidores de gas y a las comercializadoras eléctricas en momentos de sequías como la actual, si bien Iberdrola puede ser la energética mejor colocada por su diversificación geográfica. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com