• Las cifras del Ejercicio 2015 demuestran que el acuerdo con el jeque es una espada de Damocles para los grandes almacenes.
  • El Corte Inglés puede acabar como Harrods: 'deslocalizado' por el jeque Al Thani.
  • Y el resultado global -y real- de ECI cayó un 21%.
  • La operación pérsica es, cuando menos, extraña.
  • La sociedad ha cogido 1.000 millones de esos futuros accionistas qataríes para reducir deuda…
  • …pero deberá hacer frente a las compras de autocartera para pagarles.
  • O sea: no deja de ser una venta aplazada de los accionistas actuales a esos futuros (los moros)… utilizando la sociedad como instrumento intermedio.
  • Y claro, el flujo de caja de la sociedad está tan atrapado como si le debiera al banco.
  • Sin embargo, la empresa lo presenta como una reducción de deuda.
El Corte Inglés tiene sus cositas. La primera de ellas es el adjetivo con el que adorna su nombre una de las más españolísimas compañías que existe. Otra, el agotamiento del plazo que hace de las cuentas que cierra el 28 de febrero de cada año y presenta el 28 de agosto de cada año, motivo por el cual aquí estamos comentándolas en pleno fin de semana del periodo estival. Además, aún está lejos, muy lejos, de los niveles precrisis. El resultado del ejercicio ha crecido este año fuertemente respecto del anterior: un 33,9% en concreto, aun cuando no lo haya hecho la cifra de ventas: apenas un 4,3%, después de varios años de caídas de la misma. La explicación de esta diferencia entre el comienzo y el final de la cuenta de resultados está básicamente en la reducción de los gastos financieros de la compañía: se reducen en 73 millones de euros o, lo que es lo mismo, en un 21,4%. Ya saben. La política financiera que ha rebajado el Euribor 12 meses, por ejemplo, desde el 0,26% a febrero de 2015 a prácticamente el 0% en igual mes de 2016, fecha de cierre de las últimas cuentas. Eso unido a la reducción de deuda en 750 millones de euros, explica casi todo. Porque luego queda el efecto fiscal del ahorro de gastos financieros: la factura fiscal, negativa para esta sociedad, se reduce en 22 millones de euros o lo que es lo mismo, contribuye más. Con estos dos componentes, ya nos explicamos sin gran detalle el aumento de los beneficios en 40 millones de euros en el año. Pero vamos al detalle. Los márgenes del negocio se han estrechado. Pese al incremento de un 4,3% de las ventas, el resultado de explotación apenas lo hace en un 1,1%. Esto se ha debido fundamentalmente al crecimiento de los gastos de personal ( 2%), puesto que los márgenes que aplica a los productos y servicios que comercializa están claramente estables. La aportación del negocio al resultado está, por tanto, casi fijo en el tiempo y volvemos al principio: lo financiero y fiscal es la explicación del fuerte incremento del beneficio antes citado. Además de la reducción de los gastos financieros y el aumento de la factura fiscal, otros epígrafes financieros como son los ingresos financieros (que se reducen en 22 millones de euros) y los resultantes de la valoración de inversiones y las diferencias de cambio (que aumentan en 6 millones de euros), completan el por qué de esos 40 millones de euros más ( 33,9%) de los que hablábamos antes y que no se explican por el exiguo crecimiento del beneficio de explotación ( 1,1% o 3,4 millones de euros). Pero ya que lo financiero es lo que le salva la cara a un incremento de beneficios tan modesto una vez superada la crisis (¿o no? que diría un candidato a la Presidencia del Gobierno), analicemos otros resultados financieros que ahora, por mor de la Normativa Internacional de Información Financiera, no pasa por la cuenta de resultados sino por ese otro estado que llamamos de resultado global. Pues bien: el resultado global de El Corte Inglés, que incluye el beneficio publicado y esos otros resultados financieros, dice que el mismo ha caído en 25 millones de euros o un 21,7%. Probablemente este sería un titular más justo: el resultado global de El Corte Inglés cayó en un 21,7% en el último ejercicio. La situación financiera del El Corte Inglés ha cambiado, sin embargo, significativamente. Antes les había anunciado que su endeudamiento lo había hecho en 750 millones de euros, que viene a ser lo que ha aumentado su patrimonio neto ( 853 millones de euros) una vez que le descontamos el resultado global ( 104 millones de euros) que acabamos de comentar. Básicamente el grupo consolidado ha cambiado endeudamiento por futuros accionistas. En concreto ya figura como patrimonio neto, como es lógico, un préstamo de 1.000 millones de euros que necesariamente se debe amortizar mediante la entrega de acciones de la autocartera a mediados de 2018. La diferencia respecto de que el acreedor de este préstamo se convierta en accionista ya o dentro de dos años está en que mientras tanto no vota, pero cobra intereses (y no dividendos siempre sujetos al albur del resultado y de las juntas de accionistas) que son deducibles fiscalmente. Mientras tanto, El Corte Inglés va comprando acciones para hacer frente a este compromiso y ya ha comprado este año: 112 millones de euros más y atesora títulos por valor de 1.176 millones de euros con esta finalidad. En pocas palabras: en un par de años cambiará de manos no menos del 10% del capital social de El Corte Inglés. No menos, porque según la evolución de sus cifras el volumen de títulos a entregar puede ser mayor que ese 10%. Toda esta operación no deja de ser extraña, porque aunque bien está cambiar deuda por aportaciones de socios no es lo que se produce en este caso al final del proceso. La sociedad ha cogido 1.000 millones de esos futuros accionistas para reducir deuda, pero deberá hacer frente a las compras de autocartera para pagar a los mismos: no deja de ser una venta aplazada de los accionistas actuales a esos futuros utilizando la sociedad como instrumento intermedio. El flujo de caja de la sociedad está igual de comprometido que si estuviera endeudada pero la operación se registra como si hubiera habido una reducción del pasivo. Ingeniería fina, muy fina. Y ya que hablamos de ingeniería fina fijémonos en esa opción de venta ligada a la operación descrita. Los futuros nuevos accionistas podrían devolverle a El Corte Inglés la autocartera recibida siete años después. Más argumento para plantearse si las normas contables, que se están cumpliendo, han acertado al regular esta operación porque la misma está claramente en el filito de la navaja. Si finalmente la sociedad pudiera llegar a tener que comprar los títulos, esto comienza a acercarse peligrosamente a un pasivo o, al menos, a una provisión. El valor de esa opción, un pasivo en cualquier caso, lo establece El Corte Inglés en 225 millones de euros, pero sólo refleja a 29.02.16 un importe de 75 millones de euros por un muy discutible criterio de reconocimiento de aquél, que se irá corrigiendo con el paso del tiempo. Bueno, creo que se hacen a la idea: el negocio, estancado y el control de la sociedad, en el aire. Los próximos años nos van a dar mucho juego a los analistas. Para entendernos, Qatar no es el aliado de El Corte Inglés: es su enemigo. Y el jeque Sheikh Hamad Bin Jassim Al Thani -'Tany' para los amigos- (en la imagen) acabará por cargarse El Corte Inglés como ya se cargó Harrods. Perdón, no se lo cargó: lo deslocalizó… que es la misma diferencia que existe entre la cárcel y la prisión. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com