• Sin perder su espíritu cooperativo, claro está.
  • Por ahora, los resultados denotan mejoría pero a la espera del marco legal.
  • Que sólo lleva 5 años de retraso.
  • Cuidado con el margen financiero, ligeramente a la baja.
  • La morosidad desciende desde el 15,9 al 12,4%, pero continúa altísima.
  • Provisión de 200 millones de euros para cláusulas suelo.
  • En resumen, de forma demasiado lenta, pero la entidad se recupera.
  • Afianza su solvencia y mejora su rentabilidad. Pero muy, muy, lentamente.
Este jueves ha presentado sus cuentas cerradas al último trimestre de 2016 la entidad del Banco de Crédito Social Cooperativo, que encabeza la entidad Cajamar. La actividad del grupo se encuentra en un paréntesis, tanto en la vertiente de negocio, donde, desde su constitución en enero de 2014, agrupa a las treinta y dos entidades, trece accionistas y diecinueve que integran el grupo, con unas características bastante dispares, ya que van desde algunas pequeñas cajas locales hasta la que da nombre al grupo, Cajamar, en total 1.191 oficinas, como en el aspecto normativo, a la espera de que el gobierno Rajoy apruebe la nueva Ley de Cooperativas de Crédito. La falta de normativa obliga a la entidad a operar como si fuera un SIP, las inconveniencias y limitaciones de cooperativas y las exigencias del resto de entidades de crédito. Cajamar, tal como ya apunté en la presentación de las cuentas del tercer trimestre de 2016, viene de una crisis motivada por esta indefinición organizativa y normativa, de una estructura "rural", con unas necesidades concretas de financiación de sus clientes, menos complicada  que otras entidades financieras y unos pasivos a unos tipos que cubrían estas financiaciones y un margen razonable, pero la entrada en mercados más "urbanos" y en la "red" de la financiación del ladrillo, sacó a la entidad de su zona de confort y la sumió dentro de la crisis financiera general. Según las cifras que su presidente, Eduardo Baamonde (en la imagen), presentó ayer jueves, la entidad mantiene de forma constante su ritmo de paulatina recuperación. Así el resultado neto presentado ha sido de 76,1M€ que supone un 8,4% más que en igual fecha de 2015 y un crecimiento de 25,6M€ en el último trimestre de año. Este resultado contempla una dotación a provisiones para cubrir las contingencias relacionadas con la sentencia del Tribunal Europeo sobre las cláusulas suelo por 200M€. El margen de intereses de 557,6M€ es sólo un 1,2% inferior al del pasado ejercicio gracias a la inevitable transformación de 2.659 millones de euros (M€) de depósitos a plazo en cuentas a la vista como consecuencia de la bajada de tipos de interés y la disminución de la cifra de créditos a la clientela en un 3,8%, una buena parte de ellos por su reclasificación a fallidos. El margen bruto crece un 6,6% por las ganancias en ventas de activos financieros que aportan un 76,5% más que en 2016. Los gastos de explotación se mantienen en cifras similares con un ligero incremento de 6,1M€ a pesar de incluir 8,2 M€ del coste del aval estatal para cubrir los activos fiscales diferidos. Las dotaciones a provisiones sin tener en cuenta los 200 M€ de las cláusulas suelo ascienden a 33,4 M€ más que en 2016 compensado en su práctica totalidad por las menores pérdidas en deterioros por el resto de activos. La tasa de morosidad ha descendido al 13,4% desde el 15,9% del pasado ejercicio, tasa aún muy lejana de la media nacional del 9,1%, pero Cajamar viene de una tasa cercana al 17% como consecuencia de una nefasta política de crecimiento desmedido del crédito en los mejores momentos de la expansión inmobiliaria. La tasa de cobertura es del 42,07% con unos fondos de insolvencias de 1.819,7 M€ de los que solo el 18,4% son genéricos. Parece que mejoran ligeramente las dificultades por las que pasa la entidad, pero en el camino se ha dejado una parte importante de su crecimiento desmedido reflejado en cifras tan frías como 231 empleados y 66 oficinas solo en este 2016, pero su presidente se muestra esperanzado y cree que la entidad estará entre las diez que permanecerán en el sector después de los cambios regulativos y las fusiones que provocará, por ello mantiene las puertas abiertas a otras entidades para superar los retos de la competencia, pero conservando los principios y valores fundacionales de Cajamar. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com