Este jueves se han publicados los resultados financieros del tercer trimestre de 2020 del grupo Cajamar. Los resultados del grupo no nos dan buenas noticias. Cajamar ha registrado un resultado consolidado en el tercer trimestre de 2020 de 14,58 millones de euros. Es una cantidad importante pero no tanto, si se compara con la cifra del tercer trimestre de 2019, cuando el grupo alcanzó los 82,05 millones de euros, es decir, una variación negativa del 82,2%. No nos alarmemos todavía.

El impacto del Covid en nuestro país podría parecer que ha pasado de largo en el caso de los ingresos de Cajamar. El margen de intereses del grupo ha sido de 446,69 millones de euros, un 2,2% superior al del tercer trimestre de 2019. Pero claro, a medida que vamos avanzando en la cuenta de resultados, no se vuelve a observar una cifra que haya aumentado en iguales términos comparativos. De hecho, el margen bruto ha descendido un 10,6% en el tercer trimestre de 2020 respecto al tercer trimestre de 2019 y aún mayor ha sido la diferencia en el margen de explotación, que se ha reducido un 19,3% en igual comparativa.

A diferencia de lo que ha ocurrido como tónica general en el resto de las entidades financieras, cuyo resultado venía afectado sobremanera por los deterioros de sus activos financieros por culpa del Covid, en el caso de Cajamar esos deterioros del tercer trimestre de 2020 únicamente han sido superiores en un 7,2% respecto al tercer trimestre de 2019. Así que en este caso valen aún menos las excusas. Ahora bien, también nos preocupa que esto haya sido así por la tentación de compensar la reducción de los últimos márgenes reconociendo menos deterioro del que prudentemente tocaba.

Como conclusión sobre los estados financieros de Cajamar a septiembre de 2020, podríamos decir que no parece que vaya a tener problemas en el corto plazo, si por corto plazo entendemos liquidez, pero el Covid pasará por su vida con un impacto que no parece que los responsables de la entidad quieran anticipar, como sí han hecho otros, en su justa medida

Es verdad que su ratio de morosidad ha descendido desde el tercer trimestre de 2019, aunque todavía es superior a la media del sector y ha pasado del 6,63% al 5,11%. No es suficiente para concluir que las necesidades de reconocimiento de deterioro no se han disparado tras el Covid.

Pasemos ahora con la solvencia. De manera breve, el grupo ha reforzado su solvencia en el tercer trimestre respecto al mismo período de 2019. La principal ratio de solvencia, CET1 (Common Equity Tier 1) fully loaded se ha incrementado en 0,05%, en igual comparativa. También se ha observado una mejoría entre períodos en la cifra de ratio de apalancamiento: 5,54%, un 0,9% inferior a la del mismo trimestre del año anterior.

Finalmente, nos adentramos en el maravilloso mundo de la liquidez de las entidades financieras, en este caso de Cajamar. La entidad informa de que sus ratios de liquidez (LCR y NSFR) del tercer trimestre de 2020 superan holgadamente los exigidos, si bien los mismos han sido inferiores a los publicados del tercer trimestre de 2019. El LCR es de un 210,65%. Esta cifra es buena, sí, no nos vamos a poner negacionistas ahora, pero nos gustaría que la cifra que relaciona préstamos y depósitos (loan to deposit) fuese más baja aún de la que tiene el grupo y que se sitúa en un 89,11%. En una entidad de estas características todos estaríamos más cómodos en un 80%. La ratio NSFR se sitúa en un 127,18%. Buena liquidez del grupo, que nos gusta.

Como conclusión sobre los estados financieros de Cajamar a septiembre de 2020, podríamos decir que no parece que vaya a tener problemas en el corto plazo, si por corto plazo entendemos liquidez, pero el Covid pasará por su vida con un impacto que no parece que los responsables de la entidad quieran anticipar, como sí han hecho otros, en su justa medida.