Buen día para presentar resultados. Bankia, nuestra banca nacional, presenta este lunes sus resultados correspondientes al primer trimestre del ejercicio, justo unas horas después de conocer los resultados de unas elecciones generales que podrían hacer cambiar sus criterios de gestión y su futuro inmediato. Todo queda en función de los pactos a los que tenga que llegar el PSOE para poder gobernar.

“Hemos trabajado de manera impecable” con los gobiernos que ha habido, ha señalado José Sevilla durante la presentación de los resultados, y “confiamos en que siga así”. En otras palabras, el CEO de Bankia espera que el nuevo Ejecutivo no altere la hoja de ruta de la privatización. Eso sí, al ritmo Sevilla -colocación en bolsa de un 7% aproximadamente cada tres años- el Frob vendería definitivamente el 61,4% que mantiene de la entidad… ¡en 2046! De momento, el plazo -prorrogado por el Gobierno- finaliza en diciembre de 2021. Sea como fuere, Sevilla confía en que la evolución de la acción permita vender otro paquete este año.

Al parecer, esa es la única manera de privatizar Bankia, ya que el banquero ha asegurado que no hay ninguna fusión a la vista, ni con Sabadell ni con BBVA ni con nadie más. El objetivo es continuar en solitario.

No hay ninguna fusión a la vista, ni con Sabadell ni con BBVA 

Volviendo a las cuentas, tampoco son buenos tiempos, en función del modelo de negocio que tiene la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, para mantener el mínimo de resultados que se debe exigir al esfuerzo económico que hemos hecho los contribuyentes para contribuir al reflotamiento de la entidad, ya que el ciclo de bajos intereses está durando demasiado y no se le ve un final próximo y, como veremos, está afectando de forma importante a su cuenta de resultados.

En este contexto, la cifra del resultado neto obtenido en este primer trimestre del ejercicio ha sido más bien desalentadora: 205 millones de euros (M€), que representa un 10,8% menos que el obtenido en marzo de 2018. Ahora veremos cómo se ha llegado a ellos, ya que los márgenes han sufrido considerables retrocesos y solo las menores pérdidas por deterioros de activos financieros han maquillado un resultado peor.

Comenzamos por el margen de intereses que, con un resultado de 502M€, ha descendido un 4,7% debido a las ventas de carteras de renta fija y, evidentemente, a los bajos tipos de interés. Aun así, continúa manteniendo el margen de clientela en un 1,60%, esto es, 0,03% más alto que en diciembre de 2018. Las comisiones descienden un 1,2% como consecuencia de la política generalizada en el sistema de captar cuentas a cambio de cero comisiones, y la consecuencia de la venta de carteras deja el resultado de operaciones financieras en 37M€, un 73,3% menos que en 2018. Así, el margen bruto cierra con 125M€ menos que hace un año.

Hay algo que a la entidad realmente le está funcionando medianamente: la política de contención de gastos. Es lo menos que se espera después de la morterada que tuvimos que poner en su reflotación. Así, los gastos de administración se han reducido en un 7% más, lo que no ha impedido que el margen neto a estas alturas ya sea un 21,2% inferior al del pasado ejercicio.

Hay algo que a la entidad realmente le está funcionando medianamente: la política de contención de gastos

Las dotaciones a provisiones se han reducido en 38M€ (-36,9%) gracias, principalmente, a las menores pérdidas registradas por deterioros de activos financieros (61M€) (-52,5%). De esta manera, el resultado de explotación de 292M€ resulta un 16,6% inferior al de 2018.

Vamos, un verdadero ejercicio de malabarismo para que los resultados, manifiestamente mejorables, no resulten totalmente escandalosos a los ojos del mercado y para lograr mantener una cotización en bolsa que cada vez se mantiene menos.

Después de la venta de los llamados activos improductivos en el ultimo trimestre de 2018, los saldos dudosos han bajado un 5,3% y se sitúan en 7.969M€, con una tasa de morosidad del 6,2% (-0,3%), lejos aún del 5,85% de la media del sector, y una tasa de cobertura del 55%.

El ratio de solvencia CET-1 Phase In baja un 0,02% hasta el 13,78% y la entidad se encuentra a la espera de que el supervisor le apruebe unos nuevos modelos de IRB (métodos internos de cálculos de riesgo), que les permitiría mejorar en 800M€ su capital computable.

El ratio de eficiencia sube un 4,4% hasta el 56,1%, uno de los más altos de las entidades españolas. Sin embargo, el ROE sufre un descenso de un 0,9% que lo sitúa en un pobre 6,6% que, en teoría, podría hacer temer una reacción negativa de los inversores que demandan cifras cercanas al 10%.

Pero sinceramente les confesaré que cada vez entiendo menos las razones de la ¿lógica? de los inversores, ya que de los 2,37€ de la apertura bursátil de hoy, en 40 minutos el valor ha pasado a 2,43€, quizás por las peores expectativas de los analistas que situaban los beneficios en 195M€.

Como decía, veremos la gestión de la patata caliente de Bankia por parte del nuevo gobierno, pues su posible socio, los filocomunistas podemitas, no parecían estar por la labor de su privatización y así tener la posibilidad de gestionar sus importantes recursos. ¿De la misma forma que lo hicieron cuando era Caja Madrid, vaciando la entidad con prestamos impagados a sus amiguetes?