• Antonio Brufau se encargará de llevar el Consejo y las relaciones con el Gobierno, así como de las cuestiones jurídicas y periodísticas. ¿Para qué quiere más?
  • Josu Jon Imaz llevará el negocio, pero eso no significa poder.
  • Otra cosa es cuando venza el periodo de cuatro años (estamos culminando el segundo) pactado con Caixabank.
  • Y durante ese periodo pasarán dos cosas importantes: decisión sobre la participación en Gas Natural y la nueva Criteria.

El titular de moda consiste en asegurar que Antonio Brufau ha cedido el poder a Josu Joz Imaz (ambos en la imagen). Y que la cosa se concretará el próximo miércoles 25 -Consejo de marzo- para la Junta del 30 de abril. Eso proporciona a la historia un toque de rigor que la hace más creíble, pero recuerden: el rigor no siempre corre paralelo a la verdad.

La cosa queda bien pero poco tiene que ver con la realidad. Antonio Brufau no cede el poder a Josu Jon Imaz, lo que le cede es el trabajo diario de sacar adelante el negocio. Imaz no va a ser más poderoso el 1 de mayo pero va a currar más que el Tostao.

Lo que está haciendo Brufau es aplicar, de acuerdo con el principal accionista de la petrolera, Caixabank, la doctrina Alfred Herrhausen. El asesinado presidente del Deutsche Bank creó escuela al separar las figuras de presidente y Ceo en la Alemania de los primeros años 80 (no, no le asesinaron por su doctrina).

Herrhausen decía que el Ceo tenía que dedicarse a ganar dinero y el presidente a las cuestiones institucionales, que resumía en tres: relación con el Gobierno y con los principales inversores (he dicho principales inversores, no la democracia inversora), la cobertura legal y el cuidado de imagen y marca… incluida la imagen del presidente, of course. Es decir, que a las órdenes de los presidentes quedaba el abogado y el dircom. Exactamente, como se dispone a hacer Brufau.

Ahora bien, ¿cedía mucho poder Herrhausen con su novedosa fórmula? ¿Le gustaba automutilarse? No, se lo aseguro. Entre otras cosas, porque a esas tres funciones, digamos institucionales, unía la propia del editor de periódico frente a su director: el director de un diario lo manda todo (bueno lo mandaba cuando la prensa papel era relevante) pero el editor sólo detentaba un poder: cesar al director cuando le viniera en gana.

En cualquier caso, a partir de mayo, Brufau seguirá teniendo en sus manos las grandes decisiones y el mando en plaza, mientras Imaz se va a dar una paliza a currar. Necesita ganarse a los exquisitos analistas, a los peligrosos mercados petrolíferos, a los principales accionistas -entre ellos a Caixabank, que todavía no se lo ha ganado-, etc. Dura tarea.

Además, como ya adelantáramos en Hispanidad, éste no es el fin de Brufau en Repsol ni mucho menos. Fainé y Brufau acordaron que Brufau se mantendrá cuatro años (en junio se cumplirán dos) con una reducción de blindaje y salario en cuatro anualidades, a tenor del 25% anual. Durante ese cuatrienio  tienen que pasar, al menos, dos cosas importantes: que se aclare cuál va a ser la relación definitiva entre Repsol y Gas Natural Fenosa (GNF) y que Caixabank venda a Caixa su participación en la petrolera para integrarla en la nueva Criteria Industrial.

En cualquier caso, Brufau no le ha traspasado poder a Imaz: le ha traspasado trabajo, aunque también es cierto que le quiere como sucesor. Pero el poder en Repsol lo seguirá ostentando Antonio Brufau. Al menos, por dos años más.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com