Buen artículo de Santiago Carcar,  veterano periodista de Energía, en lainformación.com. El artículo me gusta, lo que refleja no. El título: Más de 300 fondos de inversión vip piden a Brufau que tome en serio el 'giro verde'.

La nueva religión ecologista plantea un decálogo en negativo y de sanciones continuas: es muy triste y un verdadero peñazo

Hombre no es exactamente así: se trata de que la portavoz de uno de los lobbies de la nueva religión del cambio climático que adora a un ídolo que siempre exige nuevos sacrificios, que a estos efectos dice representar a decenas de fondos, responde con una carta  amenazadora -los verdes cada día se muestran más agresivos- al artículo de Antonio Brufau en el Financial Times. Es decir, cuidadín, presidente de Repsol o aconsejo a todos mis fondos que vendan sus repsoles y le hundo en bolsa. Es la nueva mafia de los fondos los nuevos gestores del dinero de los demás, que aprovechan para imponer su religión verde bajo una técnica que guarda un parecido extraordinario con la de un tal Vito Corleone

HSBC y Xi Jinping lavan su conciencia transformándose en ecologistas

Oiga, no es que el empresario español sea un negacionista. Simplemente plantea que lo de descarbonización está muy bien pero que conviene estudiar el ritmo y las formas, no vaya a ser que salvemos el planeta a cambio de la agonía de la especie humana. Y también aconseja que una medida, en positivo, más interesante que el cúmulo de prohibiciones que plantea la ministra Ribera, sería plantar árboles, que es el instrumento con el que siempre ha contado la humanidad para mejora la calidad del aire, en lugar de acumular prohibiciones. Porque la nueva religión verde, además de idiota, sólo plantea un decálogo en negativo y de sanciones: es muy triste, y un verdadero peñazo.

El cambio climático se ha convertido en un lavadero de conciencias dolosas

Y así, contemplamos episodios tan poco edificantes como el del banco más tramposo del mundo, el HSBC, o el mayor tirano del planeta, el chino Xi Jinping que lavan su conciencia transformándose en ecologistas. El cambio climático se ha convertido en un lavadero de conciencias dolosas, culposas y ligeramente aprovechadas.