De nuevo los británicos se han pasado por el arco del triunfo los tratados y leyes internacionales y, en aguas españolas -cercanas a Gibraltar-, han interceptado un superpetrolero iraní que se dirigía a Siria al considerar que estaba operando en contra de las sanciones impuestas por la Unión Europea contra el régimen sirio.

Los hijos de su graciosa majestad han argumentado que lo hicieron en aguas gibraltareñas. Cuando, en virtud del Tratado de Utrecht, España solo reconoce como aguas gibraltareñas las del puerto.

Pero da igual. Los británicos hacen lo de siempre, lo que les da la gana y humillar a España. Y al actual Gobierno socialista de Pedro Sánchez lo único que se le ocurre -tampoco puede hacer mucho más, la verdad-  es pedir al Reino Unido más información.

Exteriores no ha presentado por el momento ninguna queja formal a Londres, aunque no descarta hacerlo

Exteriores no ha presentado por el momento ninguna queja formal a Londres, aunque no descarta hacerlo. De acuerdo con el portavoz, España estaba informada de la operación, que se produjo a petición de EE.UU. a Reino Unido, pero creía que se iba a embargar en el puerto -sus aguas son las únicas que España reconoce a Gibraltar- y, aunque el buque no pudo entrar en el puerto, Moncloa ha decidido no interferir porque se trataba de cumplir con el régimen de sanciones de la UE, informa RTVE.

Londres defiende que ha ocurrido en aguas gibraltareñas: "El Reino Unido no tiene duda sobre su soberanía sobre aguas territoriales británicas de Gibraltar. Se extienden hasta tres millas náuticas desde Gibraltar, y el barco fue abordado dentro de esta zona", ha asegurado una portavoz de la Embajada británica a la agencia.

Por otro lado, el Reino Unido ha asegurado que la operación ha sido "dirigida por Gibraltar" y que fue su ministro principal, Fabián Picardo, quien tomó la decisión de ejecutarla por la supuesta violación de las sanciones.