Según informa ABC, Otis nació el pasado 30 de septiembre en un hospital de Essex tras pasar por el útero de sus dos madres, una pareja de lesbianas que han sido las primeras en probar una técnica pionera denominada «maternidad compartida».

Actualmente, las clínicas de fertilidad ofrecen a las parejas de mujeres en las que ambas quieren participar activamente en el proceso que una sea la que aporte el óvulo y otra la que ponga el útero. Esta nueva técnica, llevada a cabo por la London Women's Clinic, va un poco más allá, ya que la mujer que dona el óvulo es también la que lo incuba en su matriz durante las primeras 18 horas tras la fertilización, en lugar de hacerlo en el laboratorio. Pasado ese tiempo, el embrión se transfiere a la otra mujer que lo acogerá en su útero durante nueve meses, añade ABC.

El proceso consiste en la introducción de los óvulos y espermatozoides unidos en el dispositivo intrauterino para que la fecundación y el posterior desarrollo embrionario se produzca en el útero. Posteriormente, se retira el dispositivo y se procede a la selección de los mejores embriones que se introducirán de nuevo en el útero materno, afirma el mismo medio.

¿Por cierto, y con los 'peores embriones', qué se hace? ¿Se eliminan? ¿se congelan? ¿se usan para experimentos?

Posteriormente, se retira el dispositivo y se procede a la selección de los mejores embriones que se introducirán de nuevo en el útero materno. ¿Y con los 'peores embriones', qué se hace?

En el caso de Jasmine Francis-Smith, de 28 años, y su esposa Donna, de 30, esta técnica les ha permitido que ambas tengan en algún momento a su hijo en el útero. A Donna le extrajeron un óvulo que se fecundó en el laboratorio con esperma de donante. Posteriormente se lo implantaron en su útero para que lo «incubara» durante las primeras 18 horas tras la fertilización y después lo sacaron para transferirlo al útero de Jasmine, que lo llevó hasta el día del parto, añade ABC.

Un portavoz de la London Women's Clinic, que llevó a cabo el procedimiento, dijo que esto no solo les permite a ambas partes una «participación práctica y emocional en el embarazo, sino que también proporciona al embrión nutrientes importantes y otros componentes en un entorno natural y materno».

«El procedimiento realmente nos hizo a mí y a Donna sentirnos bastante iguales en todo el proceso y nos ha acercado emocionalmente. Ahora que el bebé Otis nació sano y salvo, nos sentimos una verdadera familia. Si tuviéramos que pasar por el proceso nuevamente, no cambiaríamos nada», ha explicado Jasmine.

Donna ha hablado con el diario británico «Telegraph», al que le ha transmitido que están «abrumadas» después de la relevancia mediática que ha adquirido su historia. «Estamos felices de que haya funcionado tan bien y de que la información esté disponible. Ayudará a otras personas en el futuro. Te acerca más en lugar de sentir que una parte de la pareja tiene un vínculo mayor que el otro», concluyó.

Ahora solo queda preguntar por el interés del niño. Cuando sea mayor, ¿estará contento de tener a dos mamás? ¿O se preguntará cuál de las dos es su mamá, una mamá, como tienen los demás niños de su clase? Y a lo mejor también pregunta: ¿dónde está mi papá, ese que tienen los demás niños de mi clase?