La francesa Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha alertado –a buenas horas, mangas verdes– al mundo con un dato demoledor: la deuda, el conjunto de la deuda mundial, se eleva a 157 billones (un billón europeo, un millón de millones) y se ha duplicado desde el comienzo de la crisis, en 2007.

Se lo traduzco: hemos salido de la crisis por la puerta de atrás. Hemos escapado de una crisis de deuda, endeudándonos más, emitiendo dinero, creando un océano de liquidez que ha devaluado el conjunto de la producción mundial de la humanidad. Recuerden que el PIB español es tan solo uno de esos 157 billones de euros.

Esto significa dos cosas:

  1. Que vivimos en ese océano de liquidez que nos va ha ahogar a todos. Dejémonos de imágenes: ese océano ha hecho que se devalúe toda la economía mundial, es decir, que el precio de los bienes y servicios ha pasado a ser relativo.
  2. Que ni las familias, ni las empresas ni los gobiernos pueden funcionar con deuda. Significa, por ejemplo, que el valor de una empresa no es lo que aporta a la sociedad, sino su apalancamiento y que la economía de las familias no se rige por sus necesidades, sino por su hipoteca.

El FMI advierte: la deuda mundial supera los 157 billones de euros

Y el abajo firmante solo ve dos soluciones:

  1. Un jubileo de la deuda, una condonación global a plazo fijo y un volver a empezar, algo que supondría conseguir algo justo a través de medidas injustas. También supondría el fin de los mercados financieros y un golpe de gracia al llamado Estado de Derecho –que no Estado de Justicia–, pero no tengo seguro que ninguna de esas dos catástrofes resultaran negativas al 100%.
  2. La vuelta al patrón oro, precedida por una subida intensa, sostenida del precio del dinero. Los tipos, no ya negativos, sino simplemente bajos, constituyen un cáncer para la economía mundial.

Y al que fabrique dinero, como los chicos del bitcoin, se les condenaría a galeras, como hacían en la Edad Media; que eran tipos muchos más inteligentes que nosotros y sabían perfectamente que fabricar moneda no era solo un vil acto monetario, sino un acto criminal.

El Estado-Nación se creó para monopolizar en él dos privilegios: el uso de la fuerza y la emisión de moneda.

No hemos salido de la crisis de 2007. Simplemente estamos en la crisis permanente.