• Ronda el 30% en intención de voto y Arriola le ha convencido de que puede llegar al 35%.
  • Y así, gobernar, o bien con Ciudadanos, o mejor, con acuerdos puntuales.
  • Al presidente le encanta la mayoría relativa: así no tiene que tomar decisiones.
  • Y para empezar la nueva etapa, galvaniza al PP con un discurso de consumo interno y correspondiente llamada a la unidad.
  • "Cada uno con sus creencias"… pero "unidos bajo unos principios". ¿Qué principios?
  • ¿Gobierno o gestierno? "Vamos a ocuparnos de defender nuestra gestión".

Para entendernos, este es el plan de Rajoy (en la imagen): ganar las próximas elecciones por mayoría simple y gobernar, o bien con un pacto de legislatura con Ciudadanos o bien, aún mejor, con acuerdos puntuales.

No, no crean que le disgusta a don Mariano la mayoría relativa. Es más, le encanta, porque con una minoría mayoritaria no tiene que tomar decisiones, tarea ardua, molesta y hasta ofensiva. Y las decisiones que hay que tomar en minoría siempre se pueden ocultar bajo el manto de tibio consenso. Por ejemplo, si con mayoría absoluta no cambió la ley del aborto, imagínense por consenso con otros partidos presuntamente más abortistas que el PP.

Todo esto hace realidad lo que le dijo un amigo antes de llegar a La Moncloa: "Oye Mariano, cuando tú seas presidente, ¿quién va a mandar en España?".

No, lo de la mayoría relativa o lista más votada está muy bien. La última encuesta de La Razón augura al PP una intención de voto que roza el 30%. Rajoy cree que las buenas noticias económicas le llevarán en diciembre a un 35% de los sufragios. Ya veremos, pero si Arriola lo dice, no hay nada más que hablar.

Ahora bien, las tropas estaban alicaídas, así que Carmen Martínez de Castro le colocó con calzador una entrevista en Radio Nacional (lunes, 6) donde hizo el ridículo con una serie de consignas que iba tachando a medida que las iba soltando. No, se necesitaba algo más: Ejecutiva del PP del martes. Rajoy, delante de todas sus huestes, galvanizó a su ejército sin la incómoda presencia de periodistas preguntones y sin la oposición, tan dada a sacar punta en las instituciones. No, en casa y sin adversario, para exigir unidad sin fisuras, y hablar de macroeconomía, que es lo suyo.

Se comportó como lo que es: presidente de un gestierno, en lugar de un Gobierno. Habló de economía, claro está, y advirtió que o él o el caos. No para el partido, sino para el país en su totalidad manifiesta.

Es más, quitó importancia a las diferencias, porque al PP cada cual llega "con sus creencias", cosa menor, pero, eso sí, afianzado en torno a unos principios. ¿Qué principios? Naturalmente, no los enumeró.

Y por si no había quedado claro, dijo: "Vamos a ocuparnos de defender nuestra gestión". Eso, su gestión, no su gobernanza.

¿Y los valores? Los bursátiles, por supuesto.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com