• Pero también se habla de Pablo Casado y hasta de ¡Ruiz-Gallardón!
  • Y en el caso de Manuel Pizarro, podría situarse, también, como vicepresidente del Gobierno.
  • Soraya está quemada pero sigue siendo el camino más fácil. Cospedal podría seguir como secretaria general del PP.
  • Ahora bien, si nombra a Soraya número dos del partido, ¿la estaría colocando como delfín? Y Rajoy no se fía de ella.
  • Otra candidata para vicepresidenta ejecutiva del PP: Ana Pastor.
  • Y no olvidemos a Pablo Casado: en el PP buscan a jóvenes no contaminados por la corrupción.
El hombre tranquilo se ha convertido en un merengue en ocho días, mismamente desde el aciago domingo 24 de mayo. Que no es tan aciaga como foto fija pero como película, como tendencia, jo, resulta demoledora. Rajoy reaccionó la noche del domingo 24 como en él es habitual: diciendo que aquí no pasa nada y que lo que hay que hacer es más de lo mismo. Hubo quien no pensaba como él pero eso nunca le ha preocupado. El problema vino cuando los cabreados resultaron ser los de dentro, no los de fuera. Recuerden que con Juan Vicente Herrera, como única expresión pública, pero acompañada de muchas en privado, la primera reacción de los varones perdedores fue la de solicitar un Congreso extraordinario y que Rajoy se largue. Para ser exactos, al revés, primero que se marche y luego el Congreso. Los casos más sintomáticos son Castilla y Aragón, que no han sufrido casos de corrupción significativos y, sin embargo, han salido malparados de las elecciones. La marca PP, es decir, la marca Rajoy, está quemada. Rajoy empezó a ponerse nervioso y aún más nervioso se puso cuando Pedro Sánchez-Maravillas, un torero para España, se dedicó a recrear el Frente Popular (hasta El País habla ya de 'frentismo', ¡qué cosas!) y se une con el Podemos de Pablemos. Y entonces es cuando Rajoy se pone histórico. Sí, Rajoy puede ponerse histérico, sobre todo cuando ve que le arrebatan la silla. Y entonces empezaron las llamadas. Presión mediática y empresarial. Rajoy asegura que habrá cambios. No quiere quitar a Dolores de Cospedal de la Secretaría Central del partido pero en lo que está pensando es en un vicepresidente ejecutivo todopoderoso para el PP. Un segundo en el partido que también podría combinarse con un segundo en el propio gobierno. El candidato más lógico es Soraya Sáenz de Santamaría, que ya ocupa el segundo escalón en el Ejecutivo y podría ejercerlo en el Partido. Sí, está más abrasada que quemada y encima Rajoy está convencida de que le ha traicionado durante toda la legislatura. En cualquier caso, Soraya no da mal en las encuestas. Otro candidato a la Vicepresidencia Ejecutiva en el PP es Manuel Pizarro (en la imagen). Sí, no estaría quemado pero Pizarro no es hombre de partido y le exigiría de inmediato la Vicepresidencia del Gobierno. Y eso sí que parecería una crisis de pánico. Otros dos hombres para liderar el PP: se piensa hasta en Gallardón, expulsado a los infiernos por la ley de aborto pero dispuesto a cualquier cosa con tal de volver al proscenio. Y luego, si se quiere fardar de juventud no contaminada por la corrupción, tenemos a Pablo Casado. Eso sí, no es que el chaval lo haga mal pero le falta experiencia y le sobra apariencia de niño pijo de la calle Serrano. Queda la opción de Ana Pastor, que no quiere ser vicepresidenta del PP sino del Gobierno, pero, por ahora, Rajoy no le ha hecho ni caso. Eulogio López eulogio@hispanidad.com