• La familia real qatarí extiende su presencia en Europa a golpe de talonario.
  • Mientras en su país hace y deshace a su antojo.
  • Por ejemplo, ha anulado el que habría sido el mayor contrato de Ferrovial en la zona.
  • Y lo ha vuelto a licitar pero con una rebaja de 200 millones de euros.
  • No es solo dinero. Florentino quitó la cruz del escudo del Real Madrid para no herir la sensibilidad de los madridistas en Oriente Próximo.
  • Y el estadio de fútbol podría llamarse Ipic Bernabéu.
Los petrodólares dan para mucho. Que se lo pregunten a los fondos soberanos Qatar o la familia real del emirato que en los últimos años han incrementado su presencia en empresas, bancos, hoteles, constructoras, equipos de fútbol, etc. de Occidente, España incluida. Y lo hace a golpe de talonario, como no podía ser de otra manera, y sin ninguna oposición por parte de los receptores de ese dinero. A fin de cuentas, se trata de inversiones de fondos soberanos, y no son los únicos. Ahora bien, el fondo de Qatar no es como los demás ni la familia real qatarí -los Al Thani de toda la vida- es comparable a las realezas más conocidas. Estamos hablando de auténticas fortunas que ni siquiera aparecen en los listados más habituales. Además, junto con Arabia Saudí, son sunitas, esto es, son los más extremistas y peligrosos. No en vano, la familia real qatarí (en la imagen, el emir, Tamim bin Hammad Al Thani) financia el canal Al Jazeera -conocido en el mundo entero por ser ejemplo de independencia informativa- apoya económicamente al grupo palestino islámico Hamas. En esta línea, se sospecha que Qatar también financia al grupo terrorista Estado Islámico que, por cierto, también es sunita. No, el fondo soberano de Qatar no es como los demás, pero Occidente se tapa los ojos ante el dinero contante y sonante. Porque esa es otra: mientras Qatar campa a sus anchas en Europa, en su casa hace y deshace a su antojo e impone unas reglas que hay que cumplir sí o sí. Por ejemplo, el proyecto que acaba de anularle a Ferrovial y que hubiera supuesto el mayor contrato de la constructora española en Oriente Medio. En total, 750 millones de euros para la construcción de la carretera Al-Bustan, en Doha. El pretexto para anular el contrato han sido las dificultades del socio turco de Ferrovial en el proyecto para cumplir con los avales y las garantías establecidas. Ferrovial propuso asumir la parte turca del trabajo a cambio de mejorar algunas condiciones del cobro, pero Qatar se negó y convocó un nuevo concurso. Y miren por dónde, la misma carretera ya no vale 750 millones, sino 555. Evidentemente, Ferrovial no se presentó y ha sido la coreana Daewoo la que se encargará del proyecto, según El Economista. Pero la tiranía de Qatar no es únicamente económica. Va más allá y eso es lo realmente preocupante. Un ejemplo: Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) retiró la cruz del escudo del Real Madrid porque según la empresa Marka -tiene los derechos exclusivos del club para fabricar, distribuir y vender productos del Real Madrid en países de Oriente Próximo- podía herir la sensibilidad de los madridistas de la zona. Lamentablemente, ¡Oh capitán, mi capitán! no opuso ninguna objeción. El dinero es el dinero. Incluso, está dispuesto a cambiar el nombre del estadio -podría llamarse Ipic Bernabéu- si así se asegura unos millones, si bien es cierto que el acuerdo para la remodelación del campo lo ha firmado con la empresa de Emiratos Árabes Unidos, menos extremista que Qatar pero igualmente, explotador de empleados. Lo importante es el dinero. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com