• A la vicepresidenta se le ocurre la misma ocurrencia, fracasada, de ZP.
  • Zapatero invitó al Congreso a Ibarretxe y a los nacionalistas catalanes. No sirvió para nada.
  • La vice ya no es la novia en la boda… y eso duele. Necesita recuperar el protagonismo mediático perdido.
  • Acusada por Cifuentes de 'fuego amigo', la vicepresidenta se cabrea.
  • Pero, eso sí, ha conseguido su primera victoria. Puigdemont rechaza ir si no es con condiciones previas (referéndum).
Sáenz de Santamaría (en la imagen junto a Puigdemont) ya no es la novia en la boda. Ha perdido el protagonismo mediático con el que tanto sufría pero que no deseaba abandonar. En la mañana del viernes salió a escena, tras el Consejo de Ministros, junto al portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. De fondo, Soraya mantiene un pulso con su sustituto en la portavocía por el control de los medios, es decir, por el contacto con los señores de la prensa los sigue llevando Soraya, y Méndez de Vigo y Martínez de Castro se han quedado atrás. Pero el protagonismo sí que lo ha perdido. Y no le gusta. Por eso, se plantó en una rueda de prensa que ella no debía dirigir y empezó a decidir los periodistas a los que les daba la palabra (sí, lobby de siempre, los representantes de los grandes medios tradicionales). En suma, ejerció de portavoz cuando ya no lo es. Todo esto para el gran anuncio de que iba a invitar a Carles Puigdemont, el discreto presidente de la Generalitat, a explicar su proceso y someterlo a votación en las Cortes Generales. Es decir, los mismos que ZP hizo con el lehendakari Ibarretxe y con los representantes nacionalistas catalanes. No sirvió para nada pero hace demócrata. Y Puigdemont, después, ha rechazado acudir a las Cortes si antes no se cumplen unas condiciones; es decir si no hay un acuerdo previo sobre referéndum. "Estamos dispuestos a negociar las condiciones del referéndum y en caso de llegar a un acuerdo lo someteríamos a los dos parlamentos" (el catalán y el Congreso), ha dicho. Lo cierto es que Soraya, y le ha costado, ya no habla del imperio de la ley sino de la soberanía nacional que reside en "el conjunto del pueblo español". Ahora tiene que subir otro escalón: hablar de la unidad de España, sin ambages. Empieza a hacerlo pero a la vicepresidencia siempre le ha costado mucho liberarse de lo políticamente correcto. ¡Ah! y como dirigía una rueda de prensa que no era la suya tuvo la grosería -una más- de no aceptar preguntas sobre lo que habla, cuenta y chafardera medio Madrid: Si ella ha tenido algo que ver en el "fuego amigo" del que habla la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. La  vicepresidenta del Gobierno se negó a responder y le dejó el marrón a Méndez de Vigo. Acabará hablando por plasma. Esta nerviosa esta señora. Eulogio López eulogio@hispanidad.com