El nuevo presidente de México, López Obrador, ha tomado ya decisiones que afectan a empresas españolas, como la cancelación del proyecto para ampliar el aeropuerto de la capital, con FCC dentro, y suma ahora otra, que repercute en Iberdrola, al suspender la cuarta subasta de energía eléctrica, prevista para el próximo 18 de diciembre, que puede quedar definitivamente cancelada si no se resuelve en dos meses. 

México es uno de los países más firmes en la apuesta internacional de la eléctrica de Galán (en la imagen, en la inauguración del parque eólico mexicano Pier I), como Brasil, Reino Unido y EEUU. En México, además, es el primer generador privado de energía. En la nueva subasta, en concreto, competía con las grandes (la italiana Enel, o las francesas EDF o Engie) entre otras 42 empresas, con pujas concretas a un precio fijo a largo plazo (15-20 años), con retribuciones, en paralelo, por la prestación de servicios. Las inversiones en juego para los próximos años suman los 9.000 millones de dólares.

Las eléctricas no temen cambios sustanciales, como la paralización del proyecto para ampliar el aeropuerto de la capital

Todo ese plan ha quedado suspendido ahora, a los pocos días de la toma de posesión de López Obrador (1 de diciembre), porque el relevo implica cambios en los organismos encargados de la gestión y regulación del sistema eléctrico mexicano, como explica en un comunicado el Centro de Control de Energía (Cenace), cuyo propósito es fortalecer “los principios de máxima publicidad y transparencia”.

Las subastas, en cualquier caso, forman parte de la reforma energética liberalizadora impulsada desde 2014 por el presidente anterior, Peña Nieto, que afecta a la generación y comercialización de electricidad.

Iberdrola México, cuyo director general es Enrique Alba, encuentra “razonable” la decisión, por el relevo en la Administración, aunque todas las eléctricas que operaran en el país (suman el 35% de la capacidad instalada) son conscientes de que el izquierdista López Obrador es también responsable, desde este mes, de la política energética. Por tanto, puede dar una vuelta a los contratos firmados hasta ahora con la reforma de Peña Nieto.

México necesita fuertes inversiones, pero el Gobierno, responsable de la política energética, ha girado a la izquierda  

Las eléctricas no esperan ni están preocupadas por modificaciones sustanciales en el sistema energético, pero sí pueden cambiar algunos procesos en curso, como el modelo de subastas o el de las alianzas entre el capital público y el privado.

México, en cualquier caso, necesita fuertes inversiones exteriores para cubrir las necesidades de demanda y que se concretan en el desarrollo de infraestructuras para avanzar, en paralelo, en los recortes de emisiones de CO2 con energías renovables (con los Certificados de Energías Limpias). Es lo que se va a analizar en los dos próximos meses, el nuevo Gobierno.