Después de la reseña de ayer sobre dos de los “pequeños” del sistema (Unicaja y Liberbank), hoy vamos a dar un repaso a las cuentas presentadas por la entidad zaragozana, que es otros de los “puzles” salvavidas que hemos heredado de la no tan lejana crisis financiera de nuestro país, centrada principalmente en las desaparecidas cajas de ahorros.

El pasado trimestre ya escribimos sobre los malos resultados de la entidad presidida por José Luis Aguirre Loaso, que habían caído un 40% respecto al ejercicio anterior, pero por lo que estoy empezando a ver, la caída no ha sido tan tremenda, aunque hay números que, para mí, son preocupantes.

De momento el resultado neto de 38 millones de euros (M€), continúa siendo inferior al del pasado ejercicio en un 6% y, lo peor, sin un horizonte próximo que de una mínima señal de poder salir de la rutina del ir sobreviviendo.

Las comisiones bancarias no funcionan y el cambio hacia los fondos es muy lento

El margen de intereses continúa registrando cifras ligeramente inferiores al ejercicio anterior, 277M€, que supone un 0,6% menos. En cifras totales, una aportación de 5M€ en el 2º trimestre, que coincide con mejores cifras en los recursos de clientes, con un 4% y un ligero descenso del 1% en los créditos vivos a la clientela por un descenso en el crédito dudoso de 541M€ (-18,1%).

Con cifras tan parcas, resulta difícil mantener un banco de este tamaño.  

Peor le ha ido al margen bruto, que con 141M€ se ha reducido un 12% interanual. Las comisiones han crecido un 4% gracias a las comisiones no bancarias (saldos de clientes fuera de balance). Las comisiones puramente bancarias retrocedieron un 1,9%. Como decía ayer en Unicaja, el problema se va a presentar si volvemos a las batallas por el mercado de las comisiones.

Baja el ROF y, más importante, desciende el margen bruto

El “pinchazo” más tremendo se ha producido con las operaciones financieras, que han descendido un 67% y por consecuencia los dividendos percibidos (-14%). Normal: los ingresos no recurrentes son finitos y solo te sacan de apuros temporalmente.

Los gastos de explotación, una vez completado en el mes de junio el enésimo ERE, ha reducido la estructura operativa en un 10%. En cifras absolutas, se pasa de 5.265 empleados y 1.244 oficinas en 2017 a 5.052 empleados y 1.119 empleados en este semestre. Para las cifras gestionadas y los resultados, continúa siendo una macroestructura y me atrevería a vaticinar algún ERE más.

El total de deterioros, pese a que se hayan reducido en 58M€, los descensos de han registrado en los deterioros por activos financieros y en el resto de los activos, ya que el esfuerzo de saneamiento se realizó en el pasado ejercicio, por lo que en comparación con el actual han disminuido. Pero después de algunos trimestres con dotaciones a provisiones por créditos negativas, en el presente ejercicio se ha registrado una dotación positiva de 10M€, como la tasa de morosidad ha descendido del 7,7% al 7,3%, tasa aún muy alta para las que se están registrando ahora en el sistema financiero, este incremento se debe a la llegada de créditos impagados a fechas de superior requerimiento de deterioro. De aquí que el ratio de cobertura de haya elevado del 48,2% al 52,4%.

No es impensable que necesite nuevas reducciones de plantilla

Los ratios de solvencia se han reducido de forma ligera, CET1 Phase In 11,6% y CET1 Fully Loaded 10,5%, dentro de la normativa, pero a alguno con más le costó el cierre.

Difícil se me antoja el que Ibercaja alcance alguno de los tres objetivos de su plan 2018-2020 CET1 Fully Loaded  11,5% (19,5% actual), coeficiente de eficiencia inferior al 55% (71,9% actual)  y un ROTE superior al 9% a final del 2020 (3,1% actual). Además, llegar en 2020 a unos activos problemáticos del 6,27% y andamos aún por el 11,4%.

Sigo sin verlo claro, creciendo solo en activos gestionados en un mercado que estos productos son oro para entidades más eficientes.