El grupo DIA, desplomado en bolsa y penalizado por las distancias que agranda con sus competidores, rebaja -como si faltaran noticias- sus resultados en 2017, con un beneficio que no fue de 110 millones, como señaló entonces, sino de 90, como asegura ahora, porque sobreestimó los descuentos que iba a recibir de los proveedores.

Jarro de agua fría sobre sí mismo, que invita a preguntar más que a explicar, cuando la compañía cerraba un año y abría otro marcado por la cotización, claramente bajista, pero tan pronunciado como ahora, en niveles que le alejaban desde la cota de los 6 a los 4 euros, momento en que compró más el principal accionista, Mikhail Fridman, propietario del fondo Letterone.

Segunda entrega, que sigue al profit warning demoledor, que rebajó la previsión de ventas para el año en 200 millones, sin tener en cuenta Argentina, al tiempo que suspendía el dividendo y aceleraba los cambios en la dirección.

A eso hay que añadir ahora el efecto que tendrá en las cuentas anuales de 2018 la revisión de resultados de 2017, como ha señalado en un hecho relevante a la CNMV (en el documento adjunto). Tras calcular el efecto fiscal, el efecto patrimonial negativo se reduce de 70 a 56 millones, atribuible sobre todo al negocio en España.

Reduce el efecto patrimonial negativo a 70 a 56 millones, sin dar pistas sobre el plan estratégico

Del efecto en reservas, de 36 millones, 18 millones corresponden a facturas pendientes de los proveedores que fueron registradas en un periodo que no les correspondía y el resto a estimaciones de provisiones que se arrastraban de un ejercicio a otro.

Lo que está en juego es el propio modelo de la cadena de distribución, al que se une la espada de Damocles de su red de franquicias, que puede que no consiga retener y que constituye el 57% de sus establecimientos.

Tras el profit warning, el ratio de deuda sobre Ebitda se ha duplicado prácticamente (del 3,7 a 6), sin pistas nuevas del plan estratégico., aplazado un mes (a noviembre o diciembre). Ahí debe contestar a la situación en Argentina y Brasil, dos plazas suramericanas que representan un tercio de los ingresos y en plena crisis por las depreciaciones de sus monedas (del 50% y del 10%, respectivamente).