Las cuentas anuales del Popular cerradas a 31 de diciembre de 2016 -las últimas antes de su resolución y venta al Santander-, desvelan que el banco tenía 4.409 millones de euros en Activos Fiscales Diferidos (los DTA por sus siglas en inglés, Deferred Tax Assets), de los que 2.037 millones son monetizables, esto es, no necesitan la autorización de Hacienda. Se aplican sí o sí. Sobre el resto, 2.372 millones, tendrá que decidir Hacienda si son susceptibles de monetización y qué cantidad.

Para entendernos, los DTA permiten desgravar las pérdidas de hoy en los beneficios de mañana. Por eso, la compra del Popular por el Santander tiene un efecto fiscal importante en la entidad que preside Ana Botín.

De hecho, el Santander ya recuperó 485 millones en 2017, cifra que este ejercicio aumentará hasta los 1.000 millones. No está mal. Si se cumple esa cifra, aún le quedarán otros 552 millones de euros de DTA monetizables y los 2.372 millones que tendrá que ‘negociar’ con Hacienda.

¿Cómo ha afectado la compra del Popular en sus DTA? El único efecto es que el pago de esos DTA se acelera. La compra por parte del Santander  no “afecta al valor de los activos fiscales, que son deuda del Estado”, explicó Luis María Linde el martes 10 de abril, durante su comparecencia en la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera. En total, se estima que la banca española cuenta con unos 30.000 millones en activos fiscales.