• Incluso, con la ampliación de capital de junio, hubiera superado en solvencia al mejor, Bankia, en el ranking de los test de estrés.
  • Alcanzaría un fully loaded del 9,95 (Bankia, un 9,2), por delante de los seis grandes bancos españoles.
  • No obstante, el sector recuerda que la ampliación fue para tapar agujeros, no para crecer más.
  • Y con todo, Danièle Nouy (supervisión del BCE) dejará tranquilo durante un tiempo al Popular.

popular-con-la-ampliacion El resultado de los test del estrés a los seis bancos españoles hubiera cambiado, en la parte de arriba, si se hubiera tenido en cuenta la ampliación de capital del Banco Popular, en junio, por 2.500 millones de euros. Es lo que se ve en el gráfico adjunto. A esa lectura se agarra el banco presidido por Ángel Ron para demostrar una de sus fortalezas. En efecto, aunque obtuvo la peor nota de los seis, un 6,62, hubiera superado al mejor de ese ranking, Bankia (BFA), que consiguió un 9,6, y también al resto. En concreto, su nota hubiera sido del 9,95, frente al 8,2 del Santander, y del BBVA, el 8,04 del Sabadell y el 7,8 de Caixabank (Criteria Caixa Holding). Ahora bien, una cosa es la solvencia (la más alta) y otra la rentabilidad. Y es en esta última donde se la va a jugar realmente Ángel Ron, de la mano del nuevo consejero delegado, Pedro Larena. Ese es el objetivo, precisamente, de las medidas de saneamiento que está poniendo en marcha el Ceo: regresar a la rentabilidad perdida en los últimos años. Y sitúen en la misma línea, alianzas como la de Popular Consumer con Pepper Group para crecer en crédito al consumo. Digamos que los bancos tienen una capacidad mayor para absorber las pérdidas (en escenarios adversos), pero esa tendencia corre en paralelo a la preocupación por su rentabilidad (y no es para menos, teniendo en cuenta el impacto en su negocio de los tipos de interés en mínimo del 0%). El BCE lo único que hace es buscar el remedio después de haber creado el problema. Y a lo anterior se une otra consideración, que pone de relieve el sector bancario: el Popular afrontó su ampliación de capital, pero porque no le quedó otra. Se trataba de tapar agujeros, no de poner más capital para crecer. Con todo, lo que está claro es que Danièle Nouy, presidenta del Consejo de Supervisión del BCE desde enero de 2014, va a dejar tranquilo al Popular durante una temporada. Otra cosa es que el futuro no esté escrito y que todo puede cambiar. Recuerden el caso de Bankia, hoy muy solvente, pero que tuvo que ser rescatada en 2012 y ha recibido 22.424 millones en ayudas públicas. OK en solvencia La Autoridad Bancaria Europea (EBA) -en coordinación con el BCE- examinó a 51 bancos europeos (el 70% del sistema financiero europeo), y a todos les aplicó el mismo criterio: su capacidad de resistencia en el supuesto de un empeoramiento de la economía, la depreciación en sus carteras de la deuda y la caída del valor de sus inmuebles. El resultado es el capital fully loaded, que tiene en cuenta la aplicación plena de normas internacionales de solvencia, por los acuerdos de Basilea. Pueden ver esos datos en el comunicado de Banco de España. Pues bien, en ese escenario adverso, el Popular se convertiría en 2018, gracias a la ampliación de capital, en el líder del sector español en solvencia, y eso a pesar de que es una de las entidades más penalizada por sus activos ponderados de riesgo (ADRs) y la mayor severidad exigida este año frente a los test de estrés de 2014. De hecho, el Popular es el tercer peor situado en ADRs, con un 47,9%, por detrás de Caixabank (55,1%) y BBVA (52,6%).  Si la media en España está en el 46,4%, el mejor colocado es Bankia (40,02%), seguido de Sabadell (41%) y Santander (42,4%). La razón está en lo que el BCE considera activos de riesgos. Eso explica la situación de Caixabank, con una amplia cartera de participaciones industriales. Y lo mismo puede decirse del resto, de mayor a menor. La cosa no queda ahí. No es nuevo que nota de solvencia del Popular con la ampliación de capital sería del 9,95, por encima del resto de los bancos. Y si es así, podría implicar que los otros cinco tendrían que afrontar un esfuerzo muy importante de capitalización, lo cual lleva aparejado un impacto en términos de dilución de los títulos. Ese 9,95 se incorporó a la información con motivo de la publicación de los test de estres. El capital adicional que requerían las entidades podría llegar hasta el 30% de su capitalización. Es el caso del Caixabank. En el resto, varía entre el 4% de Bankia y 24,9% del Sabadell: 21,4% de BBVA y 39,9% en Santander. En cifras, esas ampliaciones de capital respecto a su capitalización serían de 10.350 millones, en el caso del Santander; 3.950 millones, en BBVA; 3.000 millones, en Caixabank; 1.700 millones, en Sabadell, y 300 millones, en Bankia. El susto del Brexit o la inestabilidad en España Esos esfuerzos serían todavía mayores si tenemos en cuenta la negativa evolución (en el corto plazo) de los mercados y la incertidumbre que provocaron los resultados del Brexit -algo que ha afectado a toda la banca europea- y el caso español, la inestabilidad política derivada de las dificultades para formar Gobierno. El Popular, en cualquier caso, tiene ahora el punto a favor de la solvencia (pendiente de la rentabilidad) y eso que hablamos de una entidad más estresada que otras en crédito, y la ampliación de capital le hace más resistente frente a una mayor adversidad (siempre posible). Es más, sólo Bankia, además del Popular, soportarían un escenario más severo en términos de solvencia, tanto con relación a la media española (8,13%) como con relación a la media europea (9,22%). Con relación a esta última variable, el Popular tendría un exceso de capital de 552 millones de euros y Bankia de 301 millones. En el resto, el déficit oscilaría entre los 6.048 millones de Santander o los 4.266 millones de BBVA y los 2.673 millones de Caixabank y los 1.047 millones de Sabadell. Miriam Prat miriam@hispanidad.com