• A primeros de mayo, un mes antes del traspaso al Santander, el FROB convocó a bancos de inversión.
  • Jaime Ponce les pidió que estudiaran la intervención del Popular.
  • Por pura casualidad a partir de ahí se produjeron los mayores ataques bajistas contra la entidad.
  • Fenómeno al que el fiscal anticorrupción le da la vuelta: lo hicieron los directivos ¡para lucrarse!
Mañana miércoles, Jaime Ponce, presidente del FROB (en la imagen), comparece en el Congreso de los Diputados para hablar sobre la intervención y donación, en una sola noche, del Banco Popular al Santander. Lo hizo la Junta Única de Resolución europea (JUR), que preside la peligrosa Elke König, y al fondo el Banco Central Europeo con la aún más peligrosa Danièle Nouy. Entre ambas decidieron probar, en maniobras con fuego real, hasta dónde se podía torcer el pulso a uno de sus gobiernos miembros para robarles el banco. Si lo conseguían una vez, ya nadie se opondría a cualquier barrabasada. Por supuesto, a regalar por un euro, un banco que un día antes valía 1.300 millones de euros. La versión oficial dice que fue una decisión europea y que el Gobierno español se enteró de ello por la prensa. Es más, el ministro Guindos, jugando con las palabras de forma un tanto mentirosa, aseguró que se enteró a las tres de la madrugada, una vez celebrada la subasta (nunca se celebró), del resultado de la misma, la noche de 6 al 7 de junio. El Gobierno Rajoy se comportó con el Popular como el refrán gallego de su presidente: ni me orinan digo que llueve. Pues bien, la versión oficial asegura que el Ejecutivo Rajoy no tuvo nada que ver pero ahora se diluye. Es lo malo de la mentira: tiene las patas cortas. El presidente del FROB, Jaime Ponce, citó a varios responsables de bancos de inversión y les pidió ayuda para una posible "intervención" del Popular. Solo por casualidad, ese mes de mayo, y casi hasta el mismísimo 6 de junio, la acción del Popular se despeñó en bolsa. A lo mejor es que alguien hizo negocio con los 'bajos' o, a lo mejor, es que los tenedores de acciones empezaron a vender, porque ya demasiada gente sabía lo que se estaba gestando. O también, porque el poder ya había pronunciado el 'alea jacta est' y un derrumbe bursátil de grueso calado constituye la forma más rápida para hundir el prestigio de un banco e incluso para provocar una huida de depósitos. En cualquier caso, hay que ser tonto para solicitar ayuda a los bancos de inversión. Por cierto, el fiscal anticorrupción le da la vuelta al asunto de los 'bajos'. Según el escrito que ya obra en poder del juez Fernando Andreu, los 'bajos' fueron obra de los propios directivos ¡para lucrarse! Esto es muy bueno. O sea, que un equipo directivo, el de Ángel Ron, que intenta evitar lo peor hace trampas hacia abajo, en lugar de hacia arriba y juega a la baja con sus propias acciones. Hombre, por eso se investiga al consejero Antonio del Valle en la CNMV, pero parece un poco raro que el presidente del banco se dedique a reducir beneficios o a rebajar el precio de la acción. Puestos a mentir, más bien habría que sospechar que Ángel Ron mentía en dirección opuesta: inflar beneficios e inflar cotización. Eso era lo que le convenía. En resumen, con la connivencia del Gobierno español Bruselas y Fráncfort hicieron maniobras con fuego real. Tengo para mí que la suerte del Popular estaba echada cuando Emilio Saracho, en febrero, se planta en Fráncfort, ante una electrizada Danièle Nouy y le suelta aquello de "tiempo previsto de impacto, enero de 2018". En ese momento, la directora de inspección del BCE debió pensar. Este es el presidente, el banco, y el país que necesito para ensayar la quiebra de banco en la futura unión bancaria europea. En cualquier caso, el Gobierno español fue cómplice de la merienda de negó del Popular. Eulogio López eulogio@hispanidad.com