Es como un tábano que no desaprovecha ocasión alguna para picar a quien corresponda y su lengua es más larga que su mente. La portavoz de Podemos, Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias, no da puntada sin hilo. Cuando el pasado miércoles, Íñigo Errejón se topaba con varios discrepantes en la calle, conforme al código progresía, intentó debatir con los susodichos, que naturalmente no tenían ninguna gana de confrontar, sino de insultar. Doña Irene aseguró que es obligación de todos los políticos escuchar al discrepante… en lugar de largarse para que no le sacudan.

Irene Montero dirige la operación: le sobra Errejón, le sobra Carmena, le sobra Colau

Para Ada Colau o para Manuela Carmena también ha tenido lo suyo y no ha dudado en quitar de en medio a cualquiera que pudiera hacerle sombra al líder don Pablo o a ella misma.

¿A qué obedece todo esto? Pues muy sencillo, a que Podemos se estaliniza por días. El efecto del 15-M ha muerto. Ahora se trata de conservar los sillones conseguidos y esa es otra historia.

Es decir, es un partido mucho más soviético que hasta ahora. Olvídense de la formación nacida del 15-M. Ya no interesa

Podemos se estaliniza y el principal enemigo de Stalin siempre fue Trotsky, en este caso Errejón, porque pretende hacerle sombra al jefe, don Pablo. Pero también Carmena y Colau, dos bellas alcaldesas, han cometido el error de no rendirle pleitesía al líder, y eso ningún buen estalinista puede permitirlo.

Podemos seguirá ahora los pasos de Izquierda Unida: ¿Cuántos escaños podemos retener?

Atención a la evolución de Podemos: el 15-M ha muerto y ahora se aspira a un partido mucho más soviético. Seguirá los pasos de Izquierda Unida, languideciendo en número de diputados e intentado sobrevivir.

Probablemente, nadie habrá desaprovechado tanto caudal de votos en tan poco tiempo, como el amigo Pablo Iglesias. Tampoco tiene mucho más que ofrecer.