• No se entiende por qué se ha roto el consenso que había en torno a Senen Touza para que ocupara el puesto de consejero delegado.
  • Más cuando el presidente es un banquero de sobrada solvencia aunque sin conocimientos en el sector.
  • No obstante, las entidades insisten en sanear la compañía y sacarla a bolsa.
A ver si nos entendemos: el objetivo de las entidades que controlan el 80% de Nueva Pescanova -Sabadell, Popular, Caixabank, BBVA, Abanca y UBI Banca- es recuperar el dinero que han puesto en la compañía. Probablemnte, no será todo -aceptaron una quita de unos 2.000 millones de euros-, pero cuanto más, mejor. En otras palabras, al G-7, que así se conoce al grupo de bancos, no le interesa entrar en la gestión de Pescanova, en el día a día. Lo que quiere, insisto, es recuperar su dinero. Con esa idea de fondo, el G-7 ha colocado, como adelantó Hispanidad en exclusiva, a Jacobo González Robatto como presidente no ejecutivo -aunque sí cobrante- de Nueva Pescanova, en la que los bancos poseerán un 80% del capital y el 20% restante quedará en manos de los actuales accionistas de Pescanova. El nombramiento de González Robatto contó con el apoyo de todos los miembros del G-7. Se trata del antiguo director general financiero del Popular. Es, sin duda, un banquero de sobrada solvencia, aunque sin conocimientos sobre el sector pesquero. Precisamente por eso el G-7 acordó el nombramiento de Senén Touza como consejero delegado de Nueva Pescanova. Touza ha sido el administrador judicial de Deloitte durante todo el proceso que ha llevado a Pescanova hasta el momento actual. Conoce el sector, y los bancos, en un principio, vieron con buenos ojos su incorporación para llevar el día a día del grupo. Sin embargo, tras la junta de accionistas celebrada este pasado martes y en la que los minoritarios aprobaron mantener un 20% de Nueva Pescanova, frente al 5% que pretendían los bancos, el nombre de Senén Touza ha desaparecido por completo. De la noche a la mañana, y sin ninguna explicación se ha roto el consenso en el G-7. Y el nombramiento del Ceo no es una decisión cualquiera. Pero, como hemos señalado al principio, el objetivo principal de la banca acreedora es recuperar el dinero. Y la manera más rápida de lograrlo sería vendiendo la empresa a una multinacional del sector. No obstante, las entidades insisten en que su objetivo ahora es sanear el grupo y que vuelva a cotizar en bolsa. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com