La sorpresa, este martes, en el juicio a Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como el pequeño Nicolás, la han dado los informes de los tres peritos psiquiatras. Han  tan contundentes para probar el trastorno de personalidad del joven que queda deja abierto cualquier desenlace en el caso. El juez los ha admitido a trámite, pero tendrá la última palabra para decidir un eximente (total o parcial).

Daría para poco más si se tratara de un juicio más de otro loco que anda suelto, pero el joven está acusado de injurias y calumnias contra el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que no es poco. Y además,  se han implicado para que la condena sea ejemplar la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y del director del CNI, el general Félix Sanz Roldán. Dicho de otro modo, se ha puesto a trabajar a la Abogacía del Estado con todos sus recursos.

El ‘pequeño Nicolás’ ha pedido perdón por sus declaraciones, mientras los peritos de oficio y parte coinciden en su trastorno mental

Lo que ha quedado claro este martes, dicho de un modo rápido, es que el joven sufre delirios de grandeza en un grado, o una megalomanía de tal calibre, que ayudaría a explicar mucho por lo que hizo pasar por un alto cargo del Estado o presumiera de contactos con el Gobierno, el CNI o la Casa Real.

El joven ha pedido perdón por sus declaraciones sobre el pinchazo del teléfono por el CNI, como con otros españoles, por las que se enfrenta a una multa de hasta 180.000 euros. Ahora bien, todo puede cambiar cuando coinciden en lo mismo tanto el perito de oficio como el perito de parte.

Se trata de los informes psiquiátricos de los  dos forenses de los juzgados de Madrid y el de la doctora Marina Díaz, a petición de la defensa, con una conclusión común: el “trastorno de la personalidad de carácter narcisista” que sufre el pequeño Nicolás, un proceso que comenzó en su adolescencia por el que tiene “la realidad completamente distorsionada”.

La Abogacía del Estado alega que el trastorno no mitiga la responsabilidad, como el fiscal, que rebaja la multa

En otras palabras, tiene las facultades mermadas para saber o no si está cometiendo o no un delito y el alcance de esos actos. Esas pruebas dan la vuelta al caso, lo que explica tanto la reacción del fiscal como de la Abogacía del Estado, para quienes puede mitigar la responsabilidad pero no anulan la voluntad. No obstante, el fiscal ha rebajado su petición a una multa de algo más de 5.000 euros.

Es objetivo de la defensa es que sea declarado inocente por razones psiquiátricas, o una persona inimputable, por lo que ha pedido la absolución, que dependerá del veredicto del juez (en una horquilla que va desde la atenuación de condena a la eximente completa).

Que algo falla en la mente del joven, por cierto, lo sospechó el primer médico que le atendió cuando fue detenido, con 19 años. En esa línea ha abundado la defensa una vez que la Audiencia de Madrid ordenó repetir el juicio por el rechazo como prueba del ex número dos de la Policía, Eugenio Pino, y a partir de ahí la reapertura del caso.