Por primera vez, un policía chino disparó su arma este domingo para reprimir las protestas en la antigua colonia inglesa de Hong Kong. Además, las autoridades chinas exhibieron primero sus cañones de agua y ya los están utilizando. Lo siguiente podría ser la activación del Ejército popular y perpetrar una matanza como la de Tiananmén, seguida por el habitual silencio informativo.

Para entendernos, la pregunta que se hacen los centros diplomáticos es esta: ¿preparan los chinos un nuevo Tiananmén para Hong Kong? Porque el comunismo más cruel del mundo nunca ha abandonado el Partido Comunista chino.

La batalla comercial está dando alas a los duros del Partido Comunista. Suponiendo, claro está, que esa nomenclatura sea posible. Ejemplo: ¿Xi Jinping es un blando?

La activación de Kim Jong-un, otra bengala peligrosa

Desde luego, lo que el Régimen de Beijing está dejando claro es que no se toma las protestas de Hong Kong como una reclamación temporal. Tienen muy claro que los manifestantes han pasado de la protesta contra una ley de extradición al replanteamiento de todo el régimen. No quieren el comunismo y Xi Jinping no está dispuesto a abandonar su maoísmo.

Y recuerden, Jinping es el secretario general del Comité Central del Partido Comunista Chino, presidente de China y máximo dirigente del Ejército chino. Por si no había quedado claro, la tiranía no se ha reducido ni un poco. Eso sí, dentro de un sistema de capitalismo agresivo, dirigido donde la dirección del Partido Comunista dirige las grandes multinacionales.

Otra señal de que Jinping puede endurecer su postura radica en la nueva activación de Kim Jong-un, otra bengala peligrosa. Cuando los chinos quieren amenazar a Estados Unidos y a Occidente, siempre recurren a su marioneta, Kim Jong-un, para que lance un par de cohetes. De este modo, de la misma forma que cuando Jinping se convierte en apóstol contra el cambio climático y el calentamiento global, los comunistas chinos se disfrazan de moderados.

Ahora bien, si las protestas en Hong Kong continúan, el asunto puede resultar grave: los chinos no dudarán en perpetrar en Hong Kong otra matanza como la de Tiananmén. Saben el camino.