El Papa Francisco ya ha llegado ya a Irak para emprender el 33º Viaje Apostólico de su Pontificado, desde el 5 al 8 de marzo.

Se trata del primer viaje del pontífice fuera de Italia desde noviembre de 2019. "Estoy feliz de volver a viajar", ha indicado el papa argentino en el vuelo a Irak. "Este viaje icónico era un deber para una tierra martirizada durante tantos años", ha añadido, recoge RTVE.

Un país, donde la comunidad cristiana se ha reducido “significativa y dramáticamente”, pasando de ser 1,5 millones en 2003 a poco más de 200.000 personas en la actualidad. Más del 50% de cristianos de Irak tuvo que escapar cuando fueron atacados por el Estado Islámico y quedaron absolutamente sin nada, vivieron en campos de refugiados, recuerda Aciprensa.

A lo largo de estos días, el Pontífice visitará la capital, Bagdad; la patria de Abraham, Ur; las ciudades “mártir” de Qaraqosh y Mosul, marcadas por la violencia de Estado Islámico; y la capital del Kurdistán iraquí, Erbil.

En el programa del viaje está previsto un encuentro con las autoridades políticas y religiosas del país. Entre los momentos más esperados está el encuentro con Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y catequistas el viernes 5 de marzo en la catedral siro-católica de “Nuestra Señora de la Salvación”.

También hay una especial expectación hacia el encuentro el sábado 6 de marzo con el Gran ayatollá Sayyid Ali Husaini Sistani, máxima autoridad de los musulmanes chiíes, en Nayaf. Ese mismo día, en la ciudad de Ur, patria de Abraham, el Papa participará en un encuentro interreligioso.

El domingo 7 de marzo se encontrará en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh con los cristianes de la llanura de Nínive

Pero los momentos más esperados de este viaje serán los encuentros con los cristianos locales. El domingo 7 de marzo se encontrará en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh con los cristianes de la llanura de Nínive.

Ese mismo día se trasladará también a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde celebrará la Santa Misa en el estadio “Franso Hariri”.

Ese mismo jueves 4 de marzo, la Santa Sede difundió también un mensaje de video del Papa en el que señaló que acude a Irak como peregrino penitente, de paz y de esperanza y agradeció el testimonio de los cristianos de esta “Iglesia mártir”.

Cabe recordar que durante los ataques perpetrados por Estado islámico, 34 iglesias fueron totalmente destruidas en el país, y 197 fueron parcialmente destruidas. Y actualmente, en Irak hay 118 parroquias, la mayoría pertenecientes al rito caldeo, recuerda Aciprensa.

Justo antes de su viaje a Irak, el Santo Padre envió este mensaje a los cristianos iraquíes:

"Dentro de unos días estaré por fin entre ustedes. Anhelo conocerlos, ver sus rostros, visitar su tierra, antigua y extraordinaria cuna de la civilización. Voy como peregrino, como peregrino penitente, a implorar al Señor el perdón y la reconciliación tras años de guerra y terrorismo, a pedir a Dios consuelo para los corazones y curación para las heridas. Y voy entre ustedes como peregrino de paz, para repetir: «Todos ustedes son hermanos» (Mt 23,8). Sí, voy como peregrino de paz en busca de la fraternidad, animado por el deseo de rezar juntos y de caminar juntos, también con los hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, en el signo del padre Abrahán, que une a musulmanes, judíos y cristianos en una sola familia.

Queridos hermanos y hermanas cristianos, que han dado testimonio de la fe en Jesús en medio de las pruebas más difíciles, con emoción espero verlos. Me honra encontrarme con una Iglesia mártir. ¡Gracias por vuestro testimonio! Que los numerosos mártires, demasiados, que ustedes han conocido nos ayuden a perseverar en la fuerza humilde del amor. Aún tienen ante sus ojos las imágenes de casas destruidas y de iglesias profanadas, y en sus corazones las heridas por los afectos perdidos y los hogares abandonados. Deseo llevarles la caricia afectuosa de toda la Iglesia, que está cerca de ustedes y del atormentado Oriente Medio, y que los anima a seguir adelante. No permitamos que los terribles sufrimientos que han experimentado, y que tanto me apenan, prevalezcan. No nos rindamos ante la propagación del mal. Las antiguas fuentes de sabiduría de vuestras tierras nos guían hacia otra parte, a hacer como Abrahán que, aun dejándolo todo, nunca perdió la esperanza (cf. Rm 4,18) y, confiando en Dios, dio vida a una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo. Queridos hermanos y hermanas, dirijamos nuestra mirada hacia las estrellas. Allí está nuestra promesa.

Queridos hermanos y hermanas: He pensado mucho en ustedes en estos años, en ustedes que han sufrido tanto pero no se han desalentado. En ustedes, cristianos, musulmanes; en ustedes, pueblos, como el pueblo yazidí, los yazidíes, que han sufrido tanto, tanto; todos hermanos, todos. Ahora vengo como peregrino de esperanza a vuestra tierra bendita y herida. En vuestra casa, en Nínive, resonó la profecía de Jonás, que evitó la destrucción y trajo una nueva esperanza, la esperanza de Dios. Dejémonos contagiar por esa esperanza, que nos anima a reconstruir y a empezar de nuevo. Y en estos duros tiempos de pandemia, ayudémonos a fortalecer la fraternidad, para construir juntos un futuro de paz. Juntos, hermanos y hermanas de cada tradición religiosa. Desde vuestra tierra, hace miles de años, Abrahán emprendió su camino. Hoy nos corresponde a nosotros continuarlo, con el mismo espíritu, recorriendo juntos los senderos de la paz. Por eso invoco sobre todos ustedes la paz y la bendición del Altísimo. Y a todos ustedes les pido que hagan lo mismo que Abrahán, que caminen en la esperanza y nunca dejen de mirar a las estrellas. Y a todos les pido por favor que me acompañen con la oración. Shukran! [¡Gracias!]".