• Dos suicidas fundamentalistas musulmanes atacaron con explosivos una iglesia católica y otra protestante, causando al menos 17 muertos y 80 heridos.
  • Pero un joven cristiano murió abrazado a uno de los terroristas suicidas y salvó la vida a otros fieles de su parroquia.
  • Mientras, el caso del joven cristiano torturado y asesinado por la policía queda impune. 
El pasado 15 de marzo la comunidad cristiana en Lahore (Pakistán) fue nuevamente golpeada cuando dos suicidas fundamentalistas musulmanes atacaron con explosivos una iglesia católica y otra protestante, causando al menos 17 muertos y 80 heridos; sin embargo, la tragedia no fue mayor gracias al sacrificio de Akash Bashir, un joven salesiano de 19 años que se lanzó contra el atacante para evitar que murieran los fieles de su parroquia.

El hecho ocurrió en la iglesia de San Juan, en el barrio de Youhanabad de Lahore, de mayoría cristiana. El terrorista que atacó la parroquia católica aprovechó la distracción de algunos de los guardias de seguridad que veían por televisión el encuentro de criquet entre Pakistán e Irlanda.

Sin embargo, Akash, que también se desempeñaba como guardia de seguridad, advirtió la carga de explosivos y frenó al atacante cerca de la puerta de la iglesia, para segundos después, al ver que sus intentos por disuadirlo eran en vano, abrazarlo y poner su cuerpo como escudo en el momento que el terrorista hizo estallar el artefacto, informó la agencia salesiana ANS.  

Minutos después otro atentado ocurrió en una iglesia protestante cercana. Ambos ataques fueron reivindicados por el grupo Jamaat-ul-Ahrar (JuA). Fuentes salesianas indicaron que de no ser por el sacrificio de Bashir -antiguo alumno de la escuela profesional salesiana de este barrio-, el número de víctimas habría sido mayor, "como pretendían los terroristas".

Según se informó, el clima de tensión e inseguridad no cesa en la ciudad. Después de los funerales, algunas manifestaciones han degenerado en violencia. En las calles "se viven escenas de violencia salvaje y vandalismo, que a duras penas han podido ser controladas por las fuerzas militares especiales", ha indicado la citada agencia. "Estas manifestaciones violentas están haciendo ahora más precaria la seguridad de los cristianos", ha añadido.

Inseguridad como la que sufrió el joven cristiano Zubair Masih, torturado y asesinado por la policía pakistaní el 7 de marzo, pero cuyo caso parece que quedará impune. El joven, completamente inocente, fue detenido por la policía sólo porque era hijo de una mujer, Aisha Bibi, acusado de robar en el apartamento de un musulmán rico, donde trabajaba como empleada doméstica. La mujer había declarado que era inocente. La policía detuvo y torturó al joven, abandonando su cadáver ante de la casa de la mujer, publica Fides.

Sólo después de fuertes protestas, la policía ha abierto una investigación interna. Pero el 19 de marzo, los agentes de policía acusados del asesinato, presentados ante la corte, fueron absueltos. Por presiones ejercidas por los políticos locales y otros musulmanes, la mujer ha firmado una declaración a favor de los dos policías, retirando todos los cargos. "El muchacho asesinado no recibirá justicia", ha dicho el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, encargado del seguimiento del caso. "Este es otro caso claro de discriminación contra las minorías religiosas. No es raro -dice para concluir- que las presiones de tipo político y las promesas económicas resuelvan, con impunidad, los casos en los que los cristianos han sufrido una injusticia flagrante".

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com