• Pide que ponga fin al flujo de dinero saudí destinado a escuelas en las que se promueve ideología wahabí, en la que se nutren los yihadistas.
  • Vuelven, además, las desavenencias entre las dos grandes ramas del islam: suníes y chiítas.
  • En Irak hay un Gobierno chiíta que está siendo atacado por el salvajismo yihadista del Estado Islámico (de corte suní).
  • Irán (gobierno chiíta) ofrece a Arabia Saudí (gobierno suní) un diálogo "abierto, transparente e inclusivo" para "todos los asuntos de interés mutuo".
  • La ONU denuncia que los 'tribunales de la sharia' del EI han ejecutado castigos "crueles e inhumanos", sobre todo de cristianos, aunque eso no lo dice la ONU.
Los suníes son el grupo musulmán mayoritario en la comunidad islámica mundial (el 80% de la población), mientras que los chiítas suponen el 20% de la población islámica. El wahabismo, mientras, es una de las escuelas más fundamentalistas del Islam suní. Y esa escuela islamista es también la que predomina en Arabia Saudí.  Paralelamente, la promoción del wahabismo por parte los saudíes ha sido criticada en numerosas ocasiones debido a su radicalidad y su influencia en los principales pensadores y teóricos del yihadismo internacional. El país financia escuelas que promueven esta ideología en numerosos países del mundo. Es este contexto, por último, en el que hay que sitúar las duras críticas de Pakistán: no se ha andado por las ramas y ha acusado directamente al Gobierno de Arabia Saudí de desestabilizar el mundo musulmán a través de su financiación de la ideología wahabí, imperante en el país árabe.
Las críticas han llegado por el ministro paquistaní para Coordinación Interprovincial, Riaz Hussain Pirzada, quien ha asegurado que ha llegado el momento de poner fin al flujo de dinero saudí destinado a escuelas en las que se promueve esta escuela islamista. El fundamentalismo de esas escuelas se traduce después en brotes de terrorismo yihadista. No hay que olvidar que Paliskán sufrió en diciembre uno de los ataques más devastadores, el del grupo Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP) contra una escuela de Peshawar, que se saldó con más de 140 muertos, 132 de ellos niños.
Pero Arabia Saudí no las tiene todas consigo tampoco con Irán, cuyo Gobierno -de corte chiíta- ha asegurado estar preparado para iniciar un diálogo "abierto, transparente e inclusivo" con Arabia Saudí en torno a los asuntos que han mantenido enfrentados a ambas potencias regionales en las últimas décadas.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Alí Shamjani, ha destacado que estas conversaciones podrían incluir "todos los asuntos de interés mutuo". Y ha destacado que la "situación turbulenta" que atraviesa el mundo musulmán necesita "una contribución más pragmática" por parte de gobiernos como los de Irán y Arabia Saudí.
Las relaciones entre ambos países se deterioraron tras la Revolución Islámica de 1979, que llevó al poder a la casta religiosa chií del país, opuesta al reino suní de Arabia Saudí. En los últimos años, Riad y Teherán han respaldado a bandos opuestos en las crisis políticas y militares en Siria, Yemen y Bahréin.
También en Irak hay un Gobierno chiíta que está siendo atacado por el salvajismo yihadista del Estado Islámico (de corte sunita). 
A todo esto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) ha asegurado este martes que los 'tribunales de la sharia' establecidos por el Estado Islámico en los territorios bajo su control han ejecutado castigos "crueles e inhumanos", entre ellos crucifixiones y lapidaciones. Y sobre todo -aunque no lo dice la ONU-, de cristianos.
Lo contado hasta aquí pone de manifiesto una vez más las desavenencias entre las dos ramas del Islam: suníes y chiítas, cuyas discrepancias muchas veces se resuelven con violencia.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com