Lo ha dicho la muy neutral RTVE que cita fuentes del PSOE: el partido de Pedro Sánchez, en realidad, no ha firmado un acuerdo con Bildu y con Podemos para la “derogación íntegra” de la reforma laboral del PP, sino que el acuerdo sólo contempla los puntos más lesivos de la ley. Al parecer, fue la ministra Calviño, que no se había enterado del acuerdo, la que, en el último momento, forzó la rectificación del PSOE y la que propició el comunicado remitido por el PSOE en la noche del miércoles desmintiendo lo difundido pocas horas antes.

¿Qué pasó? Que el equipo de Adriana Lastra, firmante del acuerdo por parte del PSOE, no se enteró de la rectificación forzada por Calviño -nunca te fíes de tu equipo-, de tal manera que la pobre Adriana firmó lo que no debía. Y eso que el documento cabe en un folio y puede leerse en cuestión de segundos. Demasiado para Lastra.

Documento PSOE Bildu Podemos

En cualquier caso, el suceso, gravísimo, recuerda a lo que sucedía con Franco. Cuando algo salía mal, el dictador nunca tenía la culpa, naturalmente, sino que eran sus ministros, que como todo el mundo sabe, tomaban decisiones clave sin contar con el visto bueno del Caudillo. Eran ellos los que cargaban con toda la responsabilidad de los errores. Franco nunca se equivocaba. En este caso, hablamos de la ‘generalísima’ Adriana y su incompetente equipo. Todo según RTVE, que cita fuentes del PSOE, como hemos indicado al principio.

Evidentemente, el papel firmado es el que tiene validez, y no la rectificación posterior del PSOE ni las aclaraciones del apagafuegos de Ábalos. Adriana sabía muy bien lo que firmaba, y lo hacía por orden del secretario general de su partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Así se lo ha recordado este jueves Bildu y su propio socio de Gobierno, el vicepresiente Pablo Iglesias.

Lo cierto es que el pacto PSOE-Podemos-Bildu es gravísimo en sí mismo, pero más todavía si tenemos en cuenta que el propio Sánchez ha repetido hasta la saciedad que nunca pactaría nada con los proetarras.

Las reacciones no se han hecho esperar: Vox ha abandonado este jueves la comisión de la reconstrucción económica y la CEOE ha roto el diálogo con el Gobierno. Lógico. ¿Quién se puede fiar de un embustero así? Ni los ministros, a los que Sánchez ocultó la negociación con Bildu, pueden hacerlo, ni sus socios de investidura, ni sus socios de Gobierno, ni los presidentes autonómicos, ni los líderes sindicales, ni lo barones del PSOE… y eso sin entrar en lo que estarán pensando los presidentes europeos que tratan habitualmente con Sánchez.