Pablo Casado vuelve a ser presa de su propia ‘moderación’ que en la derecha española siempre es sinónimo de mediocridad. Así, el presidente del PP volvía el martes al dos más dos son cinco: está obligado a distanciarse de la política socialdemócrata (capitalista pero socialdemócrata) de Pedro Sánchez pero no se atreve a aparecer como liberal, un término mal entendido en España y, en cualquier caso, ya en origen equívoco. No es lo mismo el liberalismo filosófico que el liberalismo económico, no es lo mismo liberalismo que capitalismo. El liberalismo o se concreta en la defensa de la pequeña propiedad privada o se convierte en mero capitalismo.

El PP incurre en contradicción cuando pide bajar impuestos y subir ertes. ¿Con qué cree que se pagan los ertes?

Y así, ante el panorama de ruina económica que plantea Pedro Sánchez, Casado aboga por una reducción de impuestos y por un mantenimiento de los ertes. Ahora bien, se trata de dos proposiciones contradictorias. ¿Con qué cree el presidente del PP que se están pagando los ertes? Con impuestos y con deuda, naturalmente.

Además, en paralelo, hasta Kristalina Georgieva, la socialdemócrata que lidera el FMI, insta a España a una mayor flexibilidad laboral. Vamos, que la reforma laboral de Rajoy se le queda corta, Incluso insinúa –cuando se trata del mundo del trabajo, nadie habla claro, todos insinúan- que el salario debe estar ligado a productividad, que lo mejor es un contrato único (no a la dualidad) y que, por tanto, sin mencionarlo, claro está, el FMI aboga para España por un contrato único indefinido con indemnización pactada de antemano: en plata, por el despido libre.

No se apuren, seguro que Pablo Iglesias encuentra una fórmula para presentar el despido libre como la nueva revolución socialista en beneficio de los trabajadores… si lo necesita para mantenerse en la Vicepresidencia.

Si Casado y Abascal propusieran suprimir las cuotas sociales y pagar las pensiones con IVA estarían planteando una alternativa real a la política socialista de Sánchez, que se presenta como la única posible

En cualquier caso, Pablo Casado vuelve a incurrir en esa moderación del dos más dos son cinco que denunciaba el que fuera líder del PSOE Histórico, José Prat: siempre que algún necio asegura que dos más dos son seis y un sensato le corrige, asegurando que dos más dos son cuatro, surge un tercero que, en pro del diálogo y la moderación acaba concluyendo que dos más dos son cinco.

A la gente no hay que juzgarla por lo que gana sino por lo que gasta

Bajar impuestos está bien pero, ¿qué impuestos? Esta claro que los impuestos que se deben bajar son aquello que gravan el empleo, el mayor problema económico español. Por ejemplo, las cuotas sociales y el IRPF. Ahora bien,  entonces, ¿Con qué pagamos las pensiones? Pues con IVA como hacen en la Europa central y norteña. Además, el sistema sería más justo, porque a la gente no hay que juzgarla por lo que gana sino por lo que gasta.

Pero, por encima de todo esto: la opción liberal, que el PP no representa y Vox a regañadientes, lo que aconseja, antes que bajar impuestos, es reducir el gasto público. Sí, las sagradas prestaciones sociales. Es decir, reducir el llamado Estado del Bienestar. Sí, reducirlo. Eso sí que representa una alternativa a la política actual, tanto del PSOE como de Podemos, como de Ciudadanos… y como la del propio PP. Señor Casado, eso sí supondría una alternativa que, además, elevaría varios grados la responsabilidad personal de cada español.