Los Oscar también se vuelven idiotas. A partir de ahora, la Academia de Los Ángeles ha decidido que las películas que aspiren al mayor galardón del mundo del cine tendrán que cumplir unas normas políticamente correctas, que empezarán a aplicarse en 2022 y se impondrán, perdón, aplicarán a partir de 2024. Para ser permiada una historia deberá contar con un protagonista perteneciente a una minoría racial o LGTBI, que también está muy marginada. Y el 30% de secundarios lo mismo. Si no, ya puede haber escrito y rodado una obra maestra que te quedas sin estatuilla. 

Curiosidad: las mujeres también son minoría marginada. Y no digo yo que no estén marginadas. Es más, marginadísimas. Ahora bien, hubiera jurado que las mujeres no son minoría en ninguna sociedad ni colectivo (salvo en el fútbol) y tampoco entre los protagonistas del séptimo arte. 

De aborto libre a aborto obligatorio. De identidad de género a ideología de género forzada. Y siempre, siempre, censurando, a las personas y a las historias

La metodología de la Academia sigue el método ya practicado con el derecho a la vida: de aborto libre a aborto obligatorio. Primero se pide la despenalización del aborto para casos extremos, luego se pide aborto libre y gratuito y, finalmente, se pone imposible la crianza delacriana de niño y se acaba con la objeción de conciencia de los médicos para negarse a matar al niño. De aborto libre a aborto gratuito, de identidad de género a ideología de género forzada: si quieres el Oscar, coloca de protagonista a un gay. ¿Y si no tiene nada que ver con la historia? Pues te quedas sin premio.

Por cierto, este proceso siempre conlleva censura. El proyecto creativo no tiene por qué atender al sexo -perdón, al género- ni a la ideología de género, a veces incluso ni al sexo de los protagonistas (perdón género). Por tanto, se trata de imponer la censura. Pero nadie se atreve a protestar. Se censura a las personas y se censuran las historias. Las dictaduras nunca se atrevieron a implantar tamaño lápiz rojo.

Estados Unidos ha tardado en caer en la letrina progresista que inunda el mundo pero ahora avanza a gran velocidad. Y si cae Estados Unidos, me temo que nos quedamos sin barreras.

Menos mal que los siete enanitos cuentan con Blancanieves, como minoría perseguida. Bueno, salvo que alguno de los siete enanitos sea gay o hispano. Pero tendrá que certificarlo.

Los Oscar también se han vuelto idiotas.