El general Félix Sanz Roldán, director de los espías del CNI desde hace tres presidentes, toreó en la plaza de la Carrera de San Jerónimo con una faena de aliño y adorno. Su tesis principal era que su muy Serenísima Alteza Corinna zu Sayn-Wittgenstein era víctima, no verdugo, en las grabaciones donde acusa al Rey Juan Carlos I de poseer una fortuna en el extranjero y otras lindezas, de haber sido forzada a perpetrar el montaje por el malvado comisario Villarejo, hoy en prisión, pero con mucho poderío. Se trataba de poner al rey Juan Carlos I, en una situación comprometida.

De esa forma, salvaba a SM el Rey emérito, salvaba a su ‘Alteza Serenísima’ y ponía los mimbres para que los insensatos de Podemos no puedan oficializar la investigación sobre la Monarquía.

Y también de que a Sánchez no le interesa ni una guerra contra Zarzuela… ni una guerra contra el CNI

Pero, sobre todo, antes se había pactado con Pedro Sánchez que los socialistas darían su apoyo a la tesis oficial del general Sanz Roldán: miren ustedes, no hay nada que investigar.

Sí, insistimos: nada de esto habría ocurrido si SM Juan Carlos I hubiera mantenido su compromiso con su esposa, la Reina Sofía, compromiso otorgado en el momento de matrimoniar pero ahora se trataba de bloquear la operación III República.

Tras la metedura de pata de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, quien abrió las puertas a la investigación de la fortuna del rey Emérito en el exterior, Sanz Roldán, guardián de las esencias tenía la obligación de cerrar el capítulo en el Congreso y crear un culpable: el comisario Villarejo, que está en prisión pero que habría forzado a Corinna a realizar tan mendaces grabaciones.  

Pero la pieza más importante del puzle era convencer al presidente del Gobierno, mediante la presión y el halago, mitad por mitad, de que cerrara el paso a cualquier investigación, de que cerrara el escándalo Corinna, por seguridad nacional.

Por halago: el PSOE sigue siendo la clave para el sostenimiento de la monarquía, es decir, de la democracia española. Necesitamos que el republicano PSOE siga siendo el sostén de la monarquía. Por temor: ningún presidente del Gobierno, menos uno tan inestable como el actual, puede mantenerse en el poder contra el Estado (ni contra las cloacas del Estado); contra la institución monárquica y contra el CNI, por ejemplo. A fin de cuentas, no existe poder mayor que la información y el CNI tiene eso: información.

Lo mejor: el gato Félix convierte a Corinna en víctima

Y por ello, Adriana Lastra, portavoz socialista, una chica con aspecto de comecuras y un poco vulgar, pero muy bien ‘mandá’, salió de la sesión secreta, diciendo que no le quedaban dudas tras la intervención de Sanz Roldán, a puerta cerrada (cinco minutos después medio Madrid sabía el contenido de la reunión), la tarde del miércoles 25 de julio, festividad del Santiago Apóstol, patrón de España.

A la postre, ¿Se han salvado los trastos? Sí, se han salvado, pero la Operación III República no se ha paralizado por esto.

Encima, ahora Pedro Sánchez se ha vuelto monárquico a la fuerza y el único enemigo al que vapulear, salvada Zarzuela, es la Iglesia. Que no nos pase nada a los católicos.