En el momento actual, El Corte Inglés se ha convertido en uno de los principales contratantes de consultoras. Price está asesorando a los grandes almacenes sobre la enajenación de inmuebles. Por cierto, según fuentes del sector, Price está dispuesto a facturar el trabajo con una comisión del 1%, muy por debajo de lo habitual (5%).

Otra consultora se encargará de elaborar el nuevo Código de Buen Gobierno Corporativo. Y una tercera, aún por determinar, se topará con el asunto más importante: reordenación de costes, un eufemismo que significa… justo eso que están ustedes pensando.

En resumen, el nuevo presidente, Jesús Nuño de la Rosa, se atreve con el gran tabú de El Corte Inglés, que siempre ha llevado a orgullo no cerrar centros, aunque no fueran rentables. Hablamos de centros grandes, claro.

El nuevo presidente quiere enmendar el error de Isidoro Álvarez: crecer en tiempos de crisis

Primero se intentó reforma los Hipercor, pero el camino se ve demasiado largo. Ha llegado la hora de cerrar centros –no rentables– de grandes dimensiones.

El proceso no empezará hasta la próxima Junta de Accionistas de agosto, pero ya se está cerrando el acuerdo con una consultora encargada de preparar los números, aunque obviamente el equipo directivo sabe perfectamente el potencial de cada centro.

Y ese es el problema, El Corte Inglés lleva a orgullo no cerrar nunca ningún centro-enseña. Ahora habrá que hacerlo según evolucionen las ventas y según evolucione la venta electrónica.

En el conjunto del Grupo el crecimiento de las ventas puede elevarse hasta el 4%

Pues bien, el ejercicio 2018, que se cierra en el próximo 28 de febrero, terminará con un incremento de ventas del 2% en los centros, y en un 4% en el Grupo. Los años felices cuando todo se vendía, aunque hubiera que esperar un poco, no volverán.

Y hay otro problema. El cierre de centros supondrá afear la gestión de Isidoro Álvarez, que durante años dirigió con éxito El Corte Inglés y lo llevó a la cumbre, aunque más tarde se equivocó cuando vino la crisis. No sólo se negó a cerrar centros, sino que abrió otros donde nunca debiera haberlo hecho.

Ahora, Nuño de la Rosa tendrá que enmendar al “jefe”, como todavía le llaman algunos directivos en la casa.

El proceso no es para mañana, de acuerdo, pero ya está en marcha… y ya está resultando electrizante en la calle Hermosilla.