La espada de Damocles vuelve a pender sobre Josep Borrell, ministro de Exteriores, por lucrarse con información privilegiada en su etapa como consejero de Abengoa. La CNMV ha impuesto finalmente una multa de 30.000 euros por la venta de acciones por un importe de 9.030 euros, ordenada en noviembre de 2015, antes del desplome del valor en bolsa. Pablo Iglesias ya ha pedido su dimisión en su cuenta de Twitter.

El líder de Podemos sostiene, en concreto, que “dimitirá sin necesidad de que se lo exijamos”, aunque ya dijo que no lo haría. Explicó entonces que no presentará recurso, a pesar de su discrepancia con la sanción. El Gobierno se ha remitido a aquellas declaraciones pera apoyar al ministro. Para Iglesias, en cambio, “hoy tiene la oportunidad de dar ejemplo”.

Regresa a escena su etapa como consejero, polémica entonces por el despilfarro en sueldos de una Abengoa que ya estaba al borde de la quiebra  

La multa supone una merma del 42% de su sueldo anual como ministro (71.424 euros brutos), aunque lo más grave, al margen de lo que haga o no Borrell, es lo tocado -no hundido- que deja el caso a otro ministro del Gobierno Sánchez. El regulador tilda de “infracción muy grave” la orden de Borrell para la “venta por cuenta de un tercero” (su ex esposa Carolina Mayeur), las acciones de Abengoa.  

Según la CNMV, esa venta se hizo “disponiendo de información privilegiada” sobre la ingeniería andaluza. La multa es la mínima contemplada en la Ley del Mercado de Valores por esas faltas. Borrell admitió que la operación fue “un error”, aunque rebajó a “una falta administrativa”, que “no afecta, según la legislación vigente, a mi idoneidad para ejercer una función ministerial”.

En el mundo anglosajón, el uso de información privilegiada conlleva la dimisión inmediata 

En el mundo anglosajón, en cambio, el uso de información confidencial en beneficio propio, o de un próximo, conlleva la dimisión inmediata, independientemente de la cantidad de la multa.

Lo cierto es que Borrell fue uno de los consejeros independientes mejor pagados en Abengoa. Lo fue entre 2009 y 2015 y presidió las Comisiones de Nombramientos y Retribuciones, de Estrategia y de la Auditoría, donde se supervisan las cuentas. Tras la crisis de Abengoa, anunció su dimisión, aunque no fue imputado en el caso.

Aquel fatídico ejercicio, el de 2015, fue uno más del despilfarro de Abengoa, mientras sus consejeros cobraron 32 millones, con la empresa en quiebra.