Nueva Pescanova presenta una ecuación peligrosa: más ingresos (1.057 millones de euros en 2019, un 8% más que el año anterior) y más pérdidas (41 millones, frente al beneficio de 5,4 millones de 2018). Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca -entidad que hace unos meses se convirtió en el principal accionista del grupo pesquero (80,46%)-, tiene un problema, pero lo ataja a medias.

En concreto, la Junta de Accionistas de Nueva Pescanova que se celebró el pasado lunes aprobó las cuentas de 2019 y una reducción del capital social en 78 millones, pasando de 147 a 69 millones para “restablecer el equilibrio entre el valor nominal de las participaciones sociales y el patrimonio neto de la sociedad”. Una operación contable para evitar la quiebra técnica, pero con la que el problema no desaparece: siguen las pérdidas.

Eso sí, el grupo pesquero ha presumido de que “el reequilibrio en el balance pone a la empresa en una situación más ventajosa para conseguir financiación en el mercado y optar a subvenciones públicas”. Parece que el próximo paso de Escotet no es poner más dinero, por ahora, en una compañía que se vio afectada por la caída de precios del gambón y del langostino, los aranceles de Argentina y el descenso de ventas en Asia en sus últimos resultados. Y ojo, no se puede olvidar que Alberto Núñez Feijóo ya tenía ‘su’ banco gallego con Abanca y la toma de control de de Abanca en Nueva Pescanova refleja el deseo por tener ‘su’ industria gallega... y tiene todas las papeletas de seguir al frente de Galicia tras las elecciones autonómicas del 12 de julio, teniendo el mando sobre las subvenciones de dicha región.