“Hay que evitar que, en ningún caso, la crisis sanitaria que se ha transformado en crisis económica acabe generando una crisis financiera”, ha afirmado este martes el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante la clausura del encuentro financiero organizado por KPMG y Expansión.

La situación es delicada para la economía en general y para los bancos en particular, pero, a diferencia de lo que podría parecer, la crisis de las entidades no vendrá por la baja rentabilidad -que la tienen- sino por algo mucho más peligroso: una morosidad disparada.

Fue uno de los mensajes que nos dejó el consejero delegado de Caixabank durante su intervención en el citado foro, pero un día antes: “En 2021 se alcanzará el mayor pico de morosidad”, aseguró. Y si algo caracteriza a Gonzalo Gortázar es que nunca, o casi nunca, habla de más.

Hay que evitar que la crisis económica salte al terreno financiero, dice el gobernador del Banco de España. El problema es que ni la baja rentabilidad ni, sobre todo, la alta morosidad se arreglan con fusiones bancarias. A lo sumo, las retrasan, pero tarde o temprano vuelven a florecer. Y cuidado, porque el recurso habitual de acudir a los mercados ya no será posible en el sector, ni emitiendo Cocos ni acudiendo a una ampliación de capital. ¿Quién estará dispuesto a arriesgar su dinero en un sector que previamente se ha descapitalizado por culpa de una morosidad disparada y en un contexto tan incierto? 

La morosidad de las familias y de las empresas está contenida, de momento. La de los hogares, por efecto de los ERTE y las moratorias decretadas por las entidades, principalmente en hipotecas. Aun con todo, el Banco de España ya ha notado los primeros aumentos de impagos en préstamos al consumo.

Y la morosidad de las empresas llegará cuando termine la fiesta de los créditos ICO que, si bien es cierto que están avalados por el Estado en un 70%, también lo es el hecho de que los bancos deben afrontar el 30% restante. Y lo tendrán que hacer, porque muchos de esos créditos resultarán fallidos.

Y todo esto en un contexto de máxima incertidumbre, con los fondos europeos para la recuperación, en el aire.

“La situación es delicada”, afirmó Gortázar. Yo diría más: es crítica. Y cuando el gobernador Cos habla de crisis financiera se refiere a dos crisis más probables que posibles: la crisis de la deuda pública y la crisis de la deuda privada, está última, la eterna puntilla de la banca universal.