Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, es partidaria de la línea dura de la negociación europea para rebajar al 35% las emisiones de CO2 de los coches, turismos y furgonetas, en 2030. La discusión ya ha comenzado en Luxemburgo, donde se han citado los ministros europeos de Medio Ambiente con el objetivo de fijar una posición y poder iniciar las negociaciones con el Parlamento europeo.

La ministra se alinea así frente a la posición que lidera Alemania, con el apoyo de países del Este, que es partidaria de quedarse en el 30% propuesto por la Comisión Europea, y se acopla a la postura defendida por Francia, que quiere ir más lejos, y tomar en consideración la posición inicial, fijada hace unos días por la Eurocámara: un recorte del 40% en 2030, con un 20% cinco años antes (2025).

España es «más progresista y ambiciosa», dice Ribera, que manda al traste la colaboración pedida por la patronal Anfac

Berlín defiende su posición, que secundan países como Bulgaria, República Checa, Rumanía y Hungría, para no poner en peligro el futuro de la industria europea del automóvil y salvar así miles de empleos. París, sin embargo, cree que el Ejecutivo se ha quedado muy corto y le apoyan Reino Unido, Italia, Austria, Bélgica, Países Bajos o Luxemburgo. El debate salpica a los 28.

Los fabricantes españoles del automóvil (Renault, Seat, Volkswagen, Ford, PSA, Iveco, Daimler, Nissan y Opel) enviaron precisamente ayer lunes, una carta a la ministra Ribera (en el documento adjunto) en la que le trasladaban su “enorme preocupación” por la “orientación que está tomando el debate” sobre la reducción de emisiones contaminantes, pero la titular de Transición Ecológica no les ha hecho caso.

Alemania lidera la posición de dejar la meta en el 30% para no poner en peligro la industria del motor y el empleo. La suya

En concreto, las compañías agrupadas en Anfac consideraban excesiva la propuesta del 40% del Parlamento europeo (40%) y solicitaban su colaboración para “tratar de alcanzar, en la medida de lo posible, un equilibrio razonable” y apoyar la propuesta de la Comisión (30%).

La ecologista Ribera, sin embargo, ha dejado clara su posición, “más progresista y ambiciosa” para “reducir de emisiones de gases de efecto invernadero en este sector”. Ese es su equilibrio, un intermedio entre las posiciones de París y Berlín, aunque es consciente de que la industria del automóvil representa casi un 12% del PIB.