• El presidente colombiano exige a Maduro "un trato digno" a los expulsados y descarta un conflicto de mayor escala: "No se harán sonar las trompetas de guerra".
  • Santos desata una crisis política en Colombia, aunque también tiene que lidiar con la oposición, que le critica por su diplomacia 'blanda' con el régimen chavista.
  • La autoridades venezolanas marcan con una 'D' las casas que van a derribar, con el fin de acelerar la expulsión forzosa de un millar de colombianos irregulares.
La decisión de Nicolás Maduro de cerrar la frontera venezolana con Colombia ha devenido en una crisis política entre ambos países. Eso sí, nada apunta a que este clima de tensión vaya a derivar en un conflicto de mayor escala. Así lo ha confirmado Juan Manuel Santos durante un discurso este martes: "No se harán sonar las trompetas de guerra". El presidente colombiano ha añadido además que hay, de hecho, "un principio de acuerdo" con el régimen bolivariano para garantizar a los deportados colombianos que puedan recoger sus cosas. Algo es algo. En la frontera, mientras, se vive el drama de la orden venezolana, que ha obligado a familias enteras a cruzar el río que divide a los dos países con sus pertenencias a hombros: neveras, camas, sillas y demás enseres (en la imagen). "Nos han sacado como unos perros", denuncian. En menos de cinco días, Venezuela ha expulsado a unas 1.100 personas, que están en una situación crítica. El Gobierno de Bogotá, paralelamente, tiene que lidiar su gestión de esta crisis mediante un complejo juego de equilibrios entre las críticas de la oposición en el país y los excesos del régimen de Maduro. En este contexto, Santos ha asegurado que, "con prudencia y diplomacia, que no riñen con la firmeza y la autoridad, se va a seguir defendiendo la soberanía de Colombia y los derechos de los colombianos". Juan Manuel Santos ha pedido "respeto y trato digno" para los colombianos, ante las vejaciones que están recibiendo de las autoridades venezolanas durante las deportaciones masivas a su país de origen. Esta reivindicación de Colombia se produce mientras la Guardia Nacional de Venezuela está demoliendo, sin pensárselo dos veces, las casas de los colombianos en situación irregular que residen en localidades fronterizas con Colombia. El objetivo es sencillo: expulsarlos sin ningún escrúpulo y asegurarse de que no van a volver. El modo de proceder de las autoridades es el siguiente: marcan con una 'D' la casa que será demolida, y garabatean una 'R' si está revisada. Estas expulsiones están generando una espantada forzada de colombianos irregulares hacia su país y la fractura de muchas familias. "Mi esposo está muriéndose al otro lado de la frontera. Las autoridades de Venezuela no me dejan cruzar, y temo que lo vuelva a ver cuando esté ya muerto", ha relatado una víctima a la cadena colombiana Caracol. La Oficina colombiana de Migración está enumerando a los que necesitan ayuda humanitaria para enviarlos a albergues. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com