Norwegian no levanta el vuelo, pues ha registrado unas pérdidas de 155 millones de euros en el primer trimestre, algo superiores a las del conjunto de 2018 (150 millones). Y por si esto no bastara, también están las amenazas de huelgas de pilotos y tripulantes de cabina o la crisis de los Boeing 737 MAX (tiene suspendidos temporalmente 18 aviones), así como la incertidumbre por el Brexit y el precio del petróleo.

Sin embargo, la low cost noruega prefiere presumir del incremento de ingresos (+14%), hasta los 832 millones, gracias al crecimiento intercontinental y del tráfico en los países nórdicos, pues ha transportado 8,12 millones de pasajeros hasta marzo (+9%). De estos, 832 millones, 116 millones se generaron en España (+13%), que constituye su tercer mercado, tras Noruega y EEUU.

Los ingresos de la 'low cost' noruega ascienden a 832 millones, de los que 116 millones se generan en España, su tercer mercado

Por su parte, el Ebitdar, excluyendo otras pérdidas y ganancias, se ha situado en terreno positivo: 75 millones. Los costes unitarios (excluido el combustible) se han reducido un 8%, en concreto en 49 millones, algo que Norwegian aplaude y explica por la puesta en marcha del programa interno #Focus2019. Esta es una de las medidas, junto a la optimización de la cartera de rutas y la venta de aeronaves, para lograr la vuelta a la rentabilidad, que es la prioridad de la aerolínea. “Estoy satisfecho con los desarrollos positivos de este trimestre, a pesar de los problemas con el MAX”, ha señalado Bjørn Kjos, fundador y CEO de Norwegian.

Por cierto, se trata de los primeros resultados que recibe el fondo soberano noruego (‘Folketrygdfondet’) como segundo accionista de la low cost (6,6%), tras la ampliación de capital realizada en el trimestre.