Las derechas pelándose entre sí por el reparto de la miseria, por si Ciudadanos debía o no debía tener presencia en la Mesa.

La izquierda casando contradicciones (el centralista PSOE con el soviético Podemos, más los separatistas burgueses vascos y catalanes) con tal de mantenerse en el poder, porque la izquierda no puede vivir sin poder.

Peleas por el asiento para unas horas antes de pactar el escaño por cuatro años (a lo mejor muchos menos).

El diputado Gerardo Pisarello jurando el cargo por las 13 Rosas. Lo de las 13 Rosas resulta muy curioso, porque fueron ejecutadas por colaborar en un atentado terrorista donde murieron 3 personas, también la hija del militar, que era el objetivo. Lo digo porque es habitual en el montonerismo llorar por las verdugos o presuntos conniventes ejecutados, e ignorar a sus víctimas. Y esa raigambre se ha mantenido hasta el día de hoy. Y todo esto independientemente, de que las 13 rosas hubieran colaborado con los terroristas, algo que probablemente nunca sabremos.   

¿Y la nueva presidenta del Senado, Pilar Llop, feminista rabiosa, ejercía en un Juzgado de violencia de género? Como para echarse a temblar

Más sobre la primera jornada parlamentaria de legislatura: diputados, y diputadas, dándose la espalda para no saludarse, como si en lugar de ideologías distintas tuvieran una animadversión personal. Porque se trata de eso: de inquina personal.

La presidenta del Senado, Pilar Llop, aprovecha su primer discurso, de carácter institucional, para comportarse como lo que es: no jueza, ni diputada, sino una feminista histérica que ni en el día de su estreno se resiste a lanzar una andanada contra Vox, no porque este partido sea de ultraderecha -es cristiano y, otra vez, no muy buen cristiano- sino porque es el único que se sigue oponiendo a una ley injusta y anticonstitucional, como es la ley contra la violencia de género de 2004, donde se da una discriminaciòn por razón de sexo: si eres varón eres culpable sin pruebas, por razón de sexo.

¿Y esta señora impartía justicia en una Juzgado de violencia de género? Como para echarse a temblar.

Es decir, tras una legislatura fracasada comienza otra marcada por el mismo guerracivilismo que arrastramos desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa, sólo que corregido y aumentado por la sensación de un fracaso imposible de ocultar.

España se desliza hacia el enfrentamiento civil, entre una izquierda rencorosa y una derecha pagana. Insisto: no es fácil el estallido de una guerra civil en 2019, porque ya no calzamos alpargatas sino mocasines, pero vivimos ya en enfrentamiento civil permanente, en la dos Españas, que ahora ya no son roja y azul, sino progresista o cristiana. La segunda, constantemente atacada por la primera.

Antes, el signo de contradicción era la miseria, ahora es, directamente, Cristo

Y en cualquier caso, ahora el signo de contradicción no es la riqueza, es directamente, Cristo. Y entonces sucede lo anunciado: “Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra”. Esta es la España de hoy.

En el aniversario cuadragésimo primero de una Constitución presuntamente escrita para superar la guerra civil, conviene recordar que avanzamos, resueltos, de forma seguramente progresista, hacia otra guerra civil, Esperemos que, por el momento, la cosa quede en enfrentamiento civil.

Pero tampoco resulta agradable.